Diferencias entre un estúpido y un idiota
De vista gorda, marchas y mala ortografía
Que el secretario general de Gobierno, Alejandro Leal Tovías afirme que la seguridad pública está bajo control, dice dos cosas: o no está enterado de nada o debe cambiar de profesión, quizá a sacerdote, para que le confiesen las cosas, como ocurrió con el vocero de la Iglesia católica en la entidad, Juan Jesús Priego Rivera, quien tiene información privilegiada, sin estar dentro del erario.
Priego, inclusive, difundió que existe una nueva modalidad de asaltos en la ciudad, con ladrones a bordo de vehículos de lujo como BMW, no solamente como pantalla -quizá esas unidades sean robadas- sino por la velocidad que pueden alcanzar para poder huir con tranquilidad.
Parece, en todo caso, que el señor secretario seguía enfiestado cuando declaró esa barbaridad, por el Gabino fest…
Hablando de la inseguridad, un nutrido grupo de ciudadanos tomó las calles de la capital el fin de semana pasado y reclamó varias cabezas. La primera, (¡adivinaron!), del secretario de Seguridad Pública, Jaime Ernesto Pineda, quien está como los árbitros de futbol.
Lo que no quedó claro es si detrás de esta protesta hubo algún interés político. Dinero sí, porque al final se armaron varias bolitas de gente para recibir su respectivo billete y dicen que hasta el Frutsi y la torta.
A lo mejor Pineda se confió porque entre semana AMLO habló de cero homicidios en San Luis… pero en la mañanera de ese día.
El que necesita escribir 100 veces “ganso” en una plana es el «superdelegado» Gabino Morales Mendoza, quien mandó hacer unas pulseras de celofán como identificación para los invitados a su cumpleaños 30. Algo así como hacen los antros, que las ponen en la muñeca.
Pero no fue eso lo que llamó la atención, sino que pidió imprimir la famosa frase de su jefe, Andrés Manuel López Obrador, del «me canso ganzo».
Sí, como lo leen: «ganzo».
(Luego se supo que corrigieron y entregaron las de ganso con “s”…).