Diferencias entre un estúpido y un idiota
Vamos queridos lectores, si en algo estamos de acuerdo es que este periodo que conocemos como la pandemia de covid-19 no ha terminado ni parece que se vaya acabar pronto.
En el mundo se han acumulado más de 5 millones de muertos, en nuestro país más de 300,000 han perdido la vida, y aun así se nos olvida que las medidas de contención de este problema fueron aplicadas rigurosamente y probablemente salvaron a una gran parte de la población. No hemos acabado de entender que las precauciones que estamos tomando son indispensables y qué debemos mantener la marcha hasta que los expertos con conocimiento científico nos digan que ya podemos relajarnos.
Las manifestaciones populares cómo reuniones, eventos públicos y actividad comercial están siendo efectuadas de forma casi regular, pero no se puede negar que hay un incremento en los casos diarios de contagio y muerte al menos en San Luis Potosí. Los escépticos de la vacuna qué rara vez presentan argumentos creíbles o argumentos que no se puedan caer con una sencilla revisión de sus premisas lógicas, han debatido durante todo este periodo la eficacia de todo sistema y proceso científico creando un poco de caos entre la población en general. Población que no se da a la tarea de revisar siquiera la información que venga de un lado o de otro en nuestra sociedad y contexto.
Este monero ve con preocupación la llegada de las fiestas decembrinas del año 2021 con la presencia de variantes que parecen llegar a reforzar el flagelo del virus. Por un lado por la tendencia a retomar las reuniones festivas, pero también porque el propio clima y sus dificultades se presta para brotes de otras enfermedades que pueden perjudicarnos junto con el sars covid 19. Estábamos muy asustados de la variante Delta en junio, particularmente fui testigo del fallecimiento de la mitad de los miembros de una familia, y ahora tenemos otra variante, la omicron de la cual no tenemos referencia de su capacidad para diezmar a nuestra población, pero ya tenemos nuestras posadas y reuniones familiares o incluso eventos de índole pública organizados por los propios gobernantes que se escudan en las típicas frases como “el pueblo es el que manda”. Si claro mientras usted manda al pueblo a la…
Tenemos que reconsiderar tanto el valor de nuestra vida como la de nuestros familiares y de nuestra comunidad, puesto qué es una situación en dónde tenemos un ojo puesto en nuestros entornos y otro en la comunidad global del planeta, la misma que nos alerta de la llegada de variantes, trabaja en crear curas y vacunas, y también que nos debe preocupar como miembros de una sola humanidad.
Pero no hay cómo ver a nuestro próximo prójimo es decir nuestros padres, abuelos, hijos, hermanos, pareja, y amigos; y pensar si queremos tener sobre nuestros hombros la carga de ser los portadores de este virus, que puede causarles malestar o incluso, cómo lo tenemos bien sabido, la muerte.
Vuelven las posadas y estamos nuevamente expuestos, debemos de valorar lo que tenemos simplemente observando lo que perdimos. No hay que decir “ni modo”, por qué bien podemos evitar que así sea. Reforcemos nuestra guardia, no la bajemos, y conservemos las medidas precautorias que hasta ahorita han funcionado en mayor o menor medida, pero han funcionado.
Cuídense, los quiere este su monero amigo.