Zaldivar el selector
Primer acto: Arturo Herrera, secretario de Hacienda, dice a los empresarios de la Canacintra que el uso del cubrebocas no sólo da protección a la economía si no que es una herramienta de relanzamiento de la misma.
Segundo acto: El presidente AMLO califica de desproporcionados esos dichos (“si fuese así me pongo un cubrebocas de inmediato”) e insiste que sólo hace caso a las recomendaciones de los médicos y científicos (o sea, a su secretario, no).
Tercer acto: Herrera pide “aclarar” sus dichos y recula ante su jefe. Dice que sólo lo utilizó como una “analogía” ante la reactivación en las empresas de la Canacintra… pero no dejando pasar la oportunidad avisó que tenía un cubrebocas consigo.
¿Cómo se llamó la puesta en escena?: “Lo que diga el ‘dedito’ de Andrés Manuel López Obrador”. Así de fácil y sencillo es el análisis de este nuevo episodio de choques entre lo que dicen sus funcionarios y lo que piensa el primer mandatario; hasta su amigo Donald Trump, reacio en el pasado, habla que es patriótico usar el cubrebocas.
Y con esto, una vez más, se desacredita los dichos de un funcionario federal y se frena la posibilidad de poner el ejemplo a la sociedad para que use el cubrebocas en la calle, ante la ola de nuevos contagios (rebrotes) en algunos estados de la República y la lentitud con que se está reactivando la economía nacional.
De hecho ese es el problema de fondo, cómo lograr una reactivación económica sin afectaciones a la salud; y con ello se me hace lamentable que Herrera haya reculado ante su jefe (comprensible, pero inexplicable), porque al final la crisis de empleos, la pérdida de los mismos, merecen soluciones eficaces y el cubrebocas forma parte fundamental de ese proceso, aunque al Presidente de todos los mexicanos no le guste ponérselo.
Y aquí hay algo que sigo sin entender: el subsecretario Hugo López-Gattel ya recomendó (tarde, eso sí) el uso del cubrebocas pero… ¿no a su mismo jefe? Recomienda a todo México menos a AMLO?
¿Por qué la necedad? ¿Por qué no poner el ejemplo? ¿Por qué ir a contracorriente de la misma comunidad internacional?
De algo no tengo signo de interrogación o duda: si todos usáramos el cubrebocas, la reactivación económica sería más rápida; es tan sencillo como que el virus no se propagaría a gran escala; habría menos enfermos y hospitalizaciones; con más gente sana, y menos ciudadanos temerosos de salir a la calle, el nivel de producción de las empresas sería mayor. Habría más dinero para comprar. El gasto de todos relanza las cadenas de producción, sin duda.
Aquí el tema toral es que AMLO no quiere usar cubrebocas y ello merma la capacidad de comunicación de quienes sí recomiendan su uso en México, llámese autoridades de Salud o la misma Organización Mundial de la Salud, al ser el Presidente un personaje con enorme influencia social. Se llama a eso responsabilidad pública; el primer mandatario fija la agenda y las actitudes de millones de mexicanos que le votaron, quiérase o no.
Twitter: @icalderon_