Libros de ayer y hoy
Santiago Creel Miranda es uno de los precandidatos de la coalición conocida como Frente Amplio, una aberración política que, en otros años, jamás podría haber imaginado este monero. Pero precisamente, las situaciones catastróficas como las que vivimos actualmente crean estos momentos impredecibles.
Hasta hoy, Santiago es presidente de la Cámara de Diputados. Siempre ha sido un panista de hueso colorado (o de sangre azul, si usted lo prefiere), una persona congruente e íntegra desde donde se le percibe. Se desempeñó como secretario de Gobernación durante la presidencia de Vicente Fox. También fue senador y llegó a ser presidente del Senado. Es un abogado y un gran conocedor de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Una persona de carisma mediano, altruista y bastante moderado en su comportamiento. Está lejos de la extrema derecha, pero claramente sostiene la base ideológica fundamental de Acción Nacional. Durante meses, se había anotado en la lista de posibles candidatos por parte de este partido para encabezar la coalición. Poco a poco, hizo su trabajo, sus bases lo apoyaron y lo sostuvieron en esta tediosa y difícil carrera de ser actualmente parte de la oposición frente a un gobierno populista a ultranza.
Sin embargo, como un fenómeno atípico en el pasado y bastante común en el presente, surge una candidata que, con un par de aciertos y el apoyo inesperado e involuntario del presidente AMLO, se ha convertido en la favorita y la esperanza del Frente Amplio: Xóchitl Gálvez. Ella tiene con qué negociar, su currículum político es pobre, pero sus características personales la hacen un vehículo agradable para completar los requisitos de cada uno de los partidos aliados. Es de origen humilde, como campesina e indígena; eso le agrada al PRD y al PRI. Es de clase media y se ha superado, convirtiéndose en una empresaria exitosa, algo que agrada al PAN y al mismo PRI. Tiene valores y, al mismo tiempo, la fortaleza para resistir los embates que se vienen en la campaña. Y para fortalecer aún más esta posibilidad, el presidente la ha escogido como contrincante para su gobierno y sus corcholatas; vamos, no la ha seleccionado él, sino que la ha obligado a enfrentarlo. Eso es algo que nadie, ni de la oposición ni de la 4T, se esperaba.
Este tipo de fenómenos crea una gran expectativa y encanta a los mexicanos. Pensar que hay un David enfrentando a un Goliat siempre hace que nos hierva la sangre. Pero para llegar a ser quien enfrente a la colcholata que el dedito del señor presidente señale, debe derrotar las candidaturas de los demás aspirantes. Uno de ellos es Santiago Creel, quien, a pesar de su enorme capacidad política y el trabajo realizado durante tantos años, se vio sobrepasado gracias al golpe de suerte de Gálvez, y no le va a quedar más que sumarse al proyecto que ella representa y volverse fuerte frente a la gran estructura política populista de MORENA.
Aún faltan por verse varios resultados finales, pero, como la oposición se decanta claramente por Xóchitl, que es una especie de AMLO con falda y aparentemente de derecha, sus posibilidades están creciendo y floreciendo. Xóchitl no tiene un acervo populista, pero fácilmente se le podría crear una base populista, y así podría abrazar un proyecto que venza la maquinaria del nuevo sistema corrupto y electorero que el partido en el poder ha creado, muy al estilo del viejo PRI.
Esperemos que cualquiera de estos candidatos sea suficiente. Al menos, este monero piensa que Xóchitl puede vencer a dos o tres de las corcholatas. Solamente dudo que pudiera triunfar frente a Marcelo Ebrard, pero sospecho que a Claudia se la puede desayunar sin problema. Ya veremos. Ya veremos.