
El uso del pasado
En la Universidad de Brown se han dado las condiciones para un proyecto, entre otros, llamado Neuralink –usar esa palara en motores de búsqueda arroja mucha información, por lo que no es necesario añadir ligas específicas-.
Ahora el directivo de TESLA, sí, una compañía de capital privado, tiene serias intenciones en Neuralink. En este proyecto se pretende conectar, mediante hilos, al cerebro con una interfaz computacional.
Las posibilidades son enormes, si funciona, las intenciones pensadas en cerebro se podrían concretar en acciones a través de instrumentación, control e inteligencia artificial.
Personas con afectaciones motrices serían beneficiadas impresionantemente con movilidad urbana para; hablo de CTI con impacto social. Como ese muchos otros.
Pero, además, si el proyecto es exitoso, incluso medianamente, la humanidad estaría dando pasos agigantados para concretar la ficción de ciborgs por decir lo menos.
La internet de las cosas podría evolucionar a también ser de los sujetos no sólo de objetos.
Ya se han hecho estudios electrofisiológicos en cerebro, se han obtenido señales que resultan en conclusiones fascinantes y extraordinarias en neurofisiología. Memoria de corto y largo plazo se ha caracterizado, efectos de estrés y mucho mas.
Pero no se ha logrado, aun, comunicar al cerebro con interfaces computacionales automáticas y actuar sobre dispositivos mediante conexiones físicas; hilos, pues.
Ahora, con Neuralink, se busca relacionar las conclusiones previas con acciones comandadas desde el cerebro mismo al entorno concreto: a dispositivos y equipos.
Como científico que ha hecho toda su carrera en México me incomoda, incluso, cuando se enaltecen los resultados en otras latitudes. Seguramente no soy al único que le sucede.
Pero, también como científico, lo hechos son abrumadores. Deben ser reconocidas las deficiencias para identificar, a partir de los contrastes, lo que sí podemos hacer como sociedad para resolver con la CTI problemas nacionales; por lo menos alguno.
En contraste algunos hechos como ejemplo.
El pasado 6 de Septiembre de 2019 se cerró la convocatoria que CONACYT lanzó para fortalecimiento de infraestructura científica en México. Así de general, sin focalización específica en problemas de la nación; es decir a libre oferta sin demanda específica.
Los resultados los dieron el pasado 24 de septiembre. Ese lapso no alcanza ni siquiera a conformar comités especializados ya que, con base en oferta libre, pues seguramente llegaron proyectos con una gran dispersión de temas; situación que fuerza a conformar, después de recibidas las propuestas, a comités de expertos.
Así, los resultados lucen como un bomberazo mas en el uso de los recursos. Ya dimos cuenta de tiempos y movimiento en convocatorias de esta clase y sus riesgos inherentes. Se hizo en este mismo espacio (https://sanluispotosi.quadratin.com.mx/opinion/cuentas-simples-mismos-datos/).
Este es un problema estructural; mientras CONACYT esté sujeto a los tiempos y decisiones políticas del ejecutivo federal, sin autonomía, no habrá resultados científicos profundos, ni tampoco impacto social ni medioambiental verdadero.
Otro problema estructural es que no hay reglas, leyes claramente detalladas, sobre cómo alcanzar, sin conflicto de intereses, que empresas de capital privado generen riqueza del conocimiento científico. Y desde ahí soluciones a necesidades sociales y de mercado.
Entretanto TESLA proyecta desarrollo que parece ciencia ficción, pero con grandes posibilidades de concretarles, a partir de un proyecto en la Universidad de Brown.
En México, ni los CPIs ni las universidades tienen claro el camino a seguir para logarlo sin riesgo de violar alguna ley. Hay esbozos, pero son incipientes y pobremente estructurados.
Esta clase de contrastes nos dejan a la zaga, una vez más, del gran desarrollo científico y tecnológico para resolver los problemas nacionales y muchos más.