Jugando con México
Además de propiciar ironía, como la que desde antier se halla “Entre Paréntesis” de Escalante Gonzalbo, (https://www.milenio.com/opinion/fernando-escalante-gonzalbo/entre-parentesis/un-saber-virtuoso), los actos y dichos por CONACYT provocan curiosidad sobre la formación en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, de quienes actualmente dirigen ese consejo nacional.
Me explico.
Uno de los actos que desde CONACYT han afectado el quehacer y saber en la CTI nacional, tanto pública como privada, es la reducción del acceso a bases de revistas científicas a través del llamado Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica (CONRICyT).
CONRICyT, como otros consorcios en CTI, ha sufrido los embates desconocedores de la toma de decisiones desde Insurgentes Sur; embates que afectan a universidades públicas a lo largo y ancho del territorio nacional.
Me dicen, por ejemplo, que, en importante universidad pública del noreste mexicano, como en otras, se ha dejado de tener acceso a este recurso informático vital para una CTI vigente y actual.
¿Qué clase de impacto tiene la pérdida de acceso a bases de información, con cobertura global, en CTI?
La respuesta completa es abundante, trataré de concretar.
Suponga usted que un grupo de profesionales de la CTI obtiene resultados que considera abren la frontera del conocimiento.
En esos resultados es muy frecuente que se involucre la competitividad del recurso humano en formación, asociado a tales investigaciones, e incluso impacta a la obtención de grado para quienes estudien doctorado por ser requisito para esto último.
Como parte de la actividad científica, las y los autores en nuestro supuesto deberán establecer el contexto de la frontera del conocimiento que abren, mediante la lectura crítica de artículos en las revistas de CTI especializadas en los temas de su contribución.
Así el grupo en nuestro supuesto escribirá un borrador, es una versión documental sujeta a revisión del artículo científico donde reportarán su hallazgo; para ello lo enviarían a posible publicación en revista científica.
El editor de esa revista científica, a su vez, lo envía a profesionales de la CTI expertos en la temática, que estén en cualquier parte del mundo, para recabar una opinión técnica sobre el mérito de la contribución a la CTI en ese borrador.
Sin acceso a estas bases, como las otrora incluidas y pagadas por el CONRICyT, las contribuciones de CTI en México se encontrarán fuera de contexto, sin elementos de discusión del estado actual del conocimiento mundial y, consecuentemente, sin saber, a ciencia cierta, cuándo un hallazgo es original o ya ha sido reportado.
Esas revistas se hallan en los recursos de información, científicos y tecnológicos, que están en las bases globales de revistas de CTI; también en bases de datos de derechos de patente otorgados en distintos países.
Sin una revisión crítica amplia, al enviar los borradores a cualquier revista seria podrían, con alta probabilidad, ser apabullados por terceros profesionales de la CTI, con emisión de una opinión desfavorable del borrador hacia el editor, quien decide si el artículo tiene mérito de publicación o no.
En tal caso, la ausencia de bases de información en CTI es factor para la negativa de publicación del resultado mexicano; ya que el análisis y la discusión de investigaciones contextuales estarían ausentes.
Otro impacto perjudicial está sobre los recursos humanos en formación, asociados a la investigación rechazada para la publicación, pues no podrán concretar comprobantes para demostrar sus habilidades en CTI, situación desfavorable para su futuro laboral, y, quizá, hasta resulte la pérdida del grado de estudiantes de doctorado.
Tal vez CONACYT prefiera se consulte a chamanes; pero, lo que se debe consultar, son revistas científicas, es imprescindible.
Esto no responde a ideología; pero desde Insurgentes Sur quieren seguir la pista del Palacio Nacional con discursos para perpetuarse en una silla.