
El uso del pasado
El rechazo a constitucionalizar el aborto en San Luis Potosí, antes de las 12 semanas de gestación, es la más clara muestra de que el conservadurismo sigue presente en el Congreso del Estado y que todo el discurso a favor de las mujeres y su protección integral, tiene sus asegunes.
La primera aduana de una propuesta ciudadana en este sentido, que fue la Comisión de Puntos Constitucionales, no pasó. Falta saber lo que digan la de Salud a cargo de Angélica Mendoza Camacho y la de Derechos Humanos, Igualdad y Género, de Pedro César Carrizales alias El Mijis, quien luego de varios embates en su contra, mantuvo la presidencia.
Por increíble que parezca, el argumento de la titular de la Comisión de Puntos Constitucionales, la petista Paola Arreola Nieto, fue que en su distrito electoral la mayoría se pronunció por «privilegiar el derecho a la vida del producto». Un pretexto absurdo, electorero y que nada tiene que ver con la constitucionalidad de una propuesta de este tipo.
Está claro que la ruta tomada por Arreola Nieto y los demás integrantes de la comisión: Sonia Mendoza Díaz, Mauricio Ramírez Konishi, Edson Quintanar Sánchez, Cándido Ochoa Rojas, Isabel González Tovar y Beatriz Benavente Rodríguez, estuvo marcada por el prejuicio, más que por la ley.
Es cierto que el presidente Andrés Manuel López Obrador provocó un escándalo al hablar de indígenas y mestizos, lo que hizo aflorar el racismo que existe en México, pero no hay mejor ejemplo de la mentalidad conservadora que lo sucedido en el congreso potosino, donde una tras otra, iniciativas pro aborto son desechadas, inclusive por legisladores de izquierda.
La Ciudad de México y Oaxaca, son las únicas entidades federativas donde interrumpir el embarazo es legal, de acuerdo con ciertas circunstancias que lo justifiquen, atendiendo al principio de libertad de decisión de las mujeres y de protección a su salud física y psicológica.
Los números son aplastantes, solo dos entidades de las 32 existentes, lo permiten, por eso no extraña que San Luis forme parte del club.
El problema es que esta negativa no va acompañada de una fuerte política que impida a las potosinas viajar a la CDMX a abortar, o peor aún, que lo hagan en clínicas clandestinas, las cuales existen y siguen operando en la impunidad.
Los foros y encuestas anunciados por el diputado Quintanar, para hablar a fondo sobre el aborto, fueron simples llamaradas de petate, como mucho de lo que hacen en el Legislativo, uno de los más improductivos de la historia, a juzgar por su rezago de iniciativas sin dictaminar.