Ironía
Desde China la pandemia se extendió en el año como suceso global. Deja, aparte, un sedimento de lecciones. Nos desafía a priorizar la conciencia de la especie humana. Virus nunca antes visto, desatado por murciélago en mercado chino que no encontró a nadie inmune hasta hoy. Gobiernos de algunos países, e innumerables ciudadanos del mundo, desastrosos (por perder los astros). Vendrá el tiempo de exigir cuentas a políticos mentirosos y dañinos, como los de dictadura china, y a Trump, Bolsonaro o López Obrador. Éste levanta otro circo para distribuir apenas 38 mil vacunas de primeros lotes, para 127 millones de habitantes (Argentina, 300 mil vacunas de primeros lotes, para 44 millones, la 3ª parte); sin condiciones para mantenerlas a 70 grados C bajo cero (otras entre 2 y 8 grados C); lucro electorero, perversión facciosa.
Nos reafirma que la humanidad viaja en una y la misma barca. No hay otra. Nos guste o no, interdependemos, para la salud o la enfermedad, el bien o el mal común, la supervivencia y el progreso. Es el mundo del ser. El planeta tiene la realidad y la calidad que entre sus 8 mil millones de humanos queramos darle (multipliquemos por 2, vacunas necesarias). Y también, que en el mundo del deber ser, moral y jurídico, si entendemos a la naturaleza y sus límites, más nos vale interdepender para supervivir, si no, perecerá la especie, en forma apocalíptica (hay quienes afirman que en 2050 ¿ son pesimistas?). Orientemos nuestra voluntad por la razón, a buscar y encontrar un CONSENSO ÉTICO BÁSICO Y UNIVERSAL para cuidar al planeta y a nosotros mismos. Urge nuestra respuesta común, a partir del “hecho de la interdependencia solidaria, basado en la naturaleza de la vida humana personal y social, que fundamenta la grave obligación moral y jurídica de ser internacionalmente solidarios para el bien, la supervivencia y el progreso” (Efraín González Morfin). El obrar sigue al ser, y el derecho al deber. Recuperémonos ser vivientes, y no solo supervivientes.
La expulsión democrática de Trump del gobierno de EU -y de su voluntad de agresividad, hegemonía, manipulación, populismo-, recupera oportunidades para “la interdependencia solidaria (i) como hecho, (ii) como obligación y (iii) como opción responsable de personas humanas en sus países respectivos, y (iv) de los países en el campo internacional, (que) subraya cada vez más la importancia decisiva del bien común del género humano como valor determinante, razón de ser y justificación de la vida internacional. El conjunto de condiciones supranacionales estáticas y dinámicas, de orden político, económico, social y cultural, que permiten y favorecen el desarrollo de los países y de sus elementos personales y sociales es el bien común de la humanidad” (EGM).
Superar pandemia, nuevas cepas, y otros peligros graves, y satisfacer grandes carencias, exigen la eficacia comprobada y la fuerza coactiva de la autoridad mundial, dedicada a gestionar el bien común de la humanidad. La falta de esta autoridad mundial -evidente ante Covid y secuelas-, capaz de imponer con eficacia sus decisiones, es una gran debilidad de la comunidad internacional, expuesta a actuaciones abusivas unilaterales de países aislados, o en grupo. La escala de este y otros problemas obliga a afirmar que “la conciencia de la especie debe tener prioridad sobre la conciencia de clase y sobre la conciencia nacional” (A. Peccei). La persona humana, además de social, tiene “apertura”, que es necesidad y capacidad de abrirse a la otredad: a lo otro (medioambiente, cosmos), a los otros (prójimos, iguales) y a El Otro (Dios, Infinito). La alteridad. En el 2021 prioricemos nuestra pertenencia a la especie humana, que exige “un gran deber recíproco”, animados por la justicia, y el amor a esa otredad, como así mismo. Mejores ciudadanos del mundo. Y de México. En junio a votar, y en agosto a revocar por gestión desastrosa, entre otras causas. ¡Salud, trabajo y paz en el 2021!