Cero interés por participar en la prueba educativa PISA
La Comisión Nacional de Mejora Regulatoria, CONAMER, es dependencia de la Secretaría de Economía, ahí su alcance, ámbito y función en el gobierno federal.
La CONAMER no es autoridad en materia de Ciencia Tecnología e Innovación, CTI, mucho menos para legislar en materia de CTI.
La CONAMER ha sido utilizada por CONACYT para justificar el desastre en reglamentación interna, el SNI, las becas y otros procedimientos son enviados a esa comisión para recibir opinión incluso antes de entrar en vigor o haber sido publicados siquiera.
La CONAMER no se ha expresado en contra, no es su competencia.
Acto seguido, CONACYT impone los reglamentos; incluso sin convocar a los órganos colegiados que dicta la normatividad en CTI.
Ahora el anteproyecto de reforma para en CTI ha sido puesto en un portal a sugerencia de la CONAMER y con ello se pretende legitimar el anteproyecto mismo para luego imponerlo.
Es un claro acto violatorio de ley, uno más, como la omisión y desacato en cumplir resoluciones judiciales; la cantidad de amparos ganados por quienes han recibido afectaciones desde CONACYT es amplia en este sexenio, como nunca antes.
Pero, ¿cómo no si CONACYT no entiende la normatividad o simplemente la quiere pasar por alto? … no es claro qué es peor.
De ahí resultan, actos indebidos y aseveraciones falsas desde CONACYT que agravian profundamente el quehacer de quienes como profesionales de la CTI nos desempeñamos día a día.
Uno que ha alcanzado alta visualización se relaciona a la membresía del Fiscal General de la República en el SNI y la desestimación de la solicitud de revisión en ese caso por la comisión de ética del sistema.
La comisión de revisión no fue convocada completa cuando se desestimó el caso, se ha afirmado en voz de una investigadora parte de ésta, y recordemos que ingresó al SNI por comisión ad hoc para otorgar su nombramiento; todo a pesar de haber clara documentación de plagio.
Por el contrario, el reglamento del SNI se aplicó a rajatabla con afectación a miles desde lo que llaman Acceso Universal al Conocimiento, sin que nadie, incluido CONACYT, tuviera claro qué es lo que se pedía como producto en ese concepto; sumado a que la evaluación se hace sobre productos obtenidos en el periodo inmediato anterior, es decir cuando no estaba vigente el reglamento actual.
Ahora, un agravio mas en el sentido del quehacer de formación de recursos humanos.
En un cuadro comparativo, para defender ideas dislocadas, CONACYT pone a la izquierda lo que a su juicio era indebido, dónde se puede leer, entre otros: Indicadores cuantitativos y simulaciones; Elitismo, competencia y jerarquías; Mercantilización de la educación y la investigación; Falta de ética y honestidad, etcétera.
En otras palabras, CONACYT denuesta decenios de formación de recursos humanos que han tenido impacto en universidades a lo largo y ancho del país, cuando son estas instituciones las de mayor aceptación por la sociedad mexicana.
Nos llama mercantilistas de la educación e investigación, cuando quienes trabajamos CTI en México tenemos condiciones muy desfavorables en relación a pares internacionales, desventajas en salario, en condiciones y oportunidades de crear empresas, para concretar el quehacer en CTI.
Acusa falta de ética y honestidad cuando es el actual CONACYT quien ha solapado y encubierto plagio documentado para nombrar al temido y poderoso Fiscal General de la República; cuando, también, desde Insurgentes Sur se han asignado proyectos de investigación a cuatroteístas en la UNAM sin convocatoria; cuando CONACYT incumple sentencias judiciales por discriminación del SNI a quienes laboran en instituciones de educación privadas; etcétera.
Puede pasar desapercibido para colegas jóvenes absortos, atareados en impartir clases, en consolidar sus carreras dentro de la CTI, en formular y resolver problemas científico-tecnológicos, pero el CONACYT actual ofende, desvalora y agravia a la comunidad científica toda.
CONACYT no entiende, no quiere entender; ya viene el 2024.