Diferencias entre un estúpido y un idiota
De un momento a otro estallará en el rostro del gobierno federal la mayos crisis de salud pública de la historia.
Y es que las protestas, los reclamos y el enojo popular que hasta hoy hemos visto y conocido en medios, digitales y redes, es apenas la punta de una tragedia de salud pública que ya alcanza dimensiones catastróficas.
Sí, de manera callada, día a día, en todo el país –pero en especial en las zonas más pobres–, se suman testimonios que recorren “las benditas redes sociales” y que exhiben que al cancelar el Seguro Popular –que curiosamente hoy sabemos si era seguro y sí era popular–, y al reducir los recursos básicos al IMSS y a todo el sector salud, millones de mexicanos son condenados a la precariedad sanitaria y a la muerte.
Y no, no es una exageración y tampoco un exceso decir que a causa de las decisiones caprichosas del presidente López Obrador –el rencoroso de Palacio que decidió destruir el sistema de salud pública para vengarse de Calderón y para disponer de dinero que servirá para la compra de votos–, millones de personas verán deteriorada su salud y miles de ellas morirán de manera irremediable.
¿Por qué?
Porque con la complicidad de sus legisladores federales –diputados y senadores de Morena que traicionan a sus votantes y sólo obedecen cual borregos en el redil–, el presidentes mexicano destruyó una de las joyas de la corona de la democracia mexicana; el sistema de salud pública.
¿Por qué el Seguro Popular y el IMSS eran una de las joyas de la corona de la democracia mexicana?
Porque sin salud pública eficiente no hay democracia que valga, sin salud pública no hay desarrollo, crecimiento económico y bienestar que valgan; sin salud pública funcional el gobierno en turno, del partido que sea, habrá fracasado y no sirve para nada.
Hoy, la mala noticia es que son millones los mexicanos que empiezan a resentir la decisión criminal de retirar los recursos públicos al sistema de salud todo –a la Secretaría de Salud, a nivel federal; a los estados, al IMSS, al ISSSTE y, sobre todo al Seguro Popular–, lo que colocó en vulnerabilidad fatal a miles de mexicanos que padecen enfermedades graves.
Y no, no es una ocurrencia y tampoco se trata de “una campaña”, como lo quiere hacer creer el insensible presidente Obrador.
No, lo cierto es que existen decenas de testimonios de médicos, derechohabientes y familiares de enfermos que denuncian la muerte inminente de sus seres queridos porque se cancelaron los tratamientos, porque se les otorgan paliativos y porque a causa de una decisión presidencial criminal se les condena a la muerte inminente, sin posibilidades de recuperar la salud.
Y si lo dudan, aquí el testimonio de un valiente y reconocido oncólogo que, con pelos y señales, confirma que el gobierno de López Obrador está dejando morir a miles de niños enfermos de cáncer.
Sí, miles de niños que morirán en una suerte de exterminio criminal.
Así lo dijo el doctor Carlos Leal, oncólogo pediatra del Instituto Nacional de Pediatría, en un video de su autoría: “es evidente que en todos los centros de alta concentración de oncología infantil tenemos un desabasto desde pocas drogas, hasta el total desabasto de medicamentos en el sector público; estamos haciendo protocolos distintos a lo que dicta la oncología ortodoxa de este país; el intercambiar una droga por otra, lo único que estamos produciendo es menor capacidad de curación en un niño con cáncer”.
¿Qué decir a lo anterior? ¿Es o no un crimen de “lesa humanidad”?
Sí, un crimen del que es responsable el presidente López Obrador, los encargados del sector salud de su gobierno y, sobre todo, del que son cómplices diputados y senadores de Morena, que han traicionado a quienes los llevaron al Congreso como sus representantes.
Por esa razón, porque nadie se atreve a ver y menos denunciar que el gobierno de López Obrador comete “un crimen de lesa humanidad”, distintas organizaciones civiles recaban testimonios, evidencias y pruebas, para preparar una denuncias internacionales contra el gobierno de López Obrador al que responsabilizarán del “crímenes de lesa humanidad” de destruir de manera deliberada el sistema mexicano de salud pública.
Un crimen colectivo, deliberado, que llevará a la muerte irremediable a miles de personas a causa de una rencorosa decisión de Estado; un crimen que atenta contra los derechos humanos de millones de mexicanos que verán deteriorada su salud y un crimen político que convierte al gobierno de López Obrador en violador del derecho constitucional a la salud.
En julio de 1998 la Corte Penal Internacional definió el “crimen de lesa humanidad” como “un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, y con conocimiento de dicho ataque”.
López Obrador ordenó destruir el sistema de salud pública, con la complicidad de los diputados de Morena, lo que violenta derechos básicos de millones de ciudadanos y la muerte de miles; un “crimen de lesa humanidad”.
Al tiempo.