Los ministros disidentes mantienen su acuerdo de unidad
Luego de escuchar el Primer Informe de López Obrador, muchos mexicanos confirmaron que el gran engaño no fueron las casi cien mentiras que durante poco más de 90 minutos –casi una mentira por minuto–, dijo el presidente mexicano.
No, la gran mentira es que el poder presidencial mexicano no está en manos de la vieja izquierda –como pregona Morena–, y menos en poder de un político con ideología de izquierda, como se le hizo creer a casi 30 millones de ciudadanos.
No, lo cierto es que en los más de 90 minutos de eficaz verborrea presidencial –verdadero discurso engañabobos–, quedó claro que en México sigue gobernando lo más rancio del viejo partido tricolor; el PRI autoritario, nada democrático que miente, engaña, gusta del populismo y la demagogia, además de que sostiene toda su estructura en el vulgar clientelismo.
La mentira que quedó exhibida es que con López Obrador el PRI sigue al frente del gobierno, al mejor estilo de los años 60 y 70 del siglo pasado.
¿Lo dudan…?
1.- Quedó claro que con López Obrador está de vuelta el priísta “día del presidente”, con todo y su grosero boato de servilismo y abyección que por décadas combatió la izquierda que hoy lo prohíja.
2.- Con Obrador, igual que en el viejo PRI, está de vuelta el culto al presidente, prohombre al que todos obedecen “a ciegas y sordas”, sin chistar porque es el Dios en turno; sapiente, infalible y hasta guapo.
3.- Con Obrador están de vuelta el discurso unilateral y unidireccional, la perorata sin freno, sin opositores y contrapesos capaces de cuestionar la montaña de mentiras presidenciales.
4.- Con AMLO está de vuelta la opacidad propia del viejo PRI, ofensivo ocultamiento de la verdad, exaltación de las cifras maquilladas y engaños colosales. Y es que en el 70 por ciento de los programas de gobierno citados en el informe no existen o no hay información de sus resultados.
5.- En el gobierno de Morena están de vuelta el culto al engaño y la mentira ya que, al mejor estilo de los populistas del PRI, el informe arrojó más de cien mentiras en poco más de 90 minutos de informe; es decir, en promedio una mentira por minuto, empezando por la mentira del “Tercer Informe”.
6.- Con Obrador está de vuelta el clientelismo y el asistencialismo que en los gobiernos de Echeverría y López Portillo hicieron quebrar las finanzas del Estado todo y que, en cambio, sólo multiplicaron el número de pobres.
7.- Con López está de vuelta el ramplón populismo priísta, que culpa de todos los males al pasado, a la corrupción y al despilfarro pero que no aporta ninguna solución real.
8.- Con López Obrador están de vuelta las crisis sexenales propias del viejo PRI; está de vuelta la quiebra de la economía nacional, la caída en la inversión, el retroceso en la creación de empleos y el incremento de los niveles de pobreza.
9.- Con Obrador, igual que en el viejo PRI, volvió la antidemocracia, el partido hegemónico, el sometimiento de los poderes Legislativo y Judicial al presidente en turno y el aplastamiento de las minorías.
10.- Con López Obrador, igual que en el viejo PRI, está de vuelta el control total de los órganos directivos del Congreso; está de vuelta la violación flagrante de leyes que garantizan los derechos de las minorías y está de vuelta la violación constitucional por parte del presidente.
11.- El Informe demostró que –igual que en los tiempos del viejo PRI–, con Obrador está de vuelta no sólo la sumisión de los medios a los deseos del presidente sino la persecución de los críticos y la aniquilación de la crítica.
12.- Y, durante los 90 minutos del Informe de López Obrador, quedo claro que la mayor resistencia a la democracia, a la transparencia, a la rendición de cuentas y al combate a la corrupción oficial está en el nuevo PRI, en la cuarta transformación, llamada Morena.
Lo simpático es que a nueve meses de la llegada de AMLO y de Morena al poder, pocos de los 30 millones que los hicieron ganar se atreven a ver y reconocer que les vendieron gato por liebre.
¿Gato por liebre?
Sí, en realidad votaron por lo más corrupto y antidemocrático del viejo PRI. Y pocos aceptan que el engaño. ¿Hasta cuándo?
Al tiempo.