Preparativos para una amenaza llamada Trump
Mucho se dice en la actualidad sobre la economía circular. Una donde la tasa de emisión de desechos y la mitigación de huella de carbono sea decreciente.
La iniciativa es loable, indubitablemente, aunque se está quedando corta ante la realidad fáctica del impacto medioambiental en la economía y las actividades productivas. De hecho, poco se dice de los impactos de la dinámica medioambiental; ya forzada por la actividad humana o por ciclos acelerados intrínsecos, o bien la combinación de estos.
En analogía al concepto económico del llamado efecto Cisne Negro; diversos economistas han acuñado el de Cisne Verde.
Se trata de la fragilidad inducida por las condiciones medioambientales sobre el sistema económico y productivo mundial.
En México hay un dicho que asegura “la pita se revienta por el lado mas flaco”.
Ese refrán popular ilustra coloquialmente el fenómeno del Cisne Verde. Se trata del hecho que la fragilidad económica incrementa con el estrés medioambiental global.
Aun cuando se ha logrado mitigar y postergar tales impactos, no deben soslayarse.
El fenómeno de Cisne Verde, aunque no ha sido obvio, ya asomó la cabeza cuando sucedieron, recientemente, los feroces incendios en Australia. No es obvio porque el impacto en el PIB mundial palideció ante la guerra económica entre los dos gigantes de las finanzas globales: China y E.U.A.
Luego, en seguidilla, la presencia del COVID-19 opacó la evidencia de los incendios australianos en la economía. En este caso dado el peso específico de China en sectores como el automotriz, manufacturero, de materiales, energético, etcétera. Hay quienes califican a China como la fábrica actual del mundo; el aislamiento por cuarentena trae emparejadas a predicciones a la baja en el PIB global para 2020. Es un velo sobre los impactos medioambientales.
Una cronología simplificada del Cisne Verde es la siguiente.
El impacto en la economía se hace evidente en la producción de alimentos en suelos erosionados y desertificados. La Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, ha abordado ese efecto. Así se ha postergado, no resuelto, esta presión productiva.
Luego, la emisión de gases y compuestos de efecto invernadero y afectación atmosférica, como metano, bióxido de carbono tanto como el tema en la capa de ozono, alarman a la sociedad. También la CTI ha permitido hallar soluciones y conceptos en la reducción, tendencia de eliminación, para residuos y privilegio de la economía circular. Una vez mas, estos efectos son postergados, no resueltos como consecuencia de políticas públicas de corto plazo.
Mas recientemente hay alarma y conciencia de la sociedad; ambas derivadas una tendencia industrial sobre producción y uso vehículos eléctricos, así como la reducción del uso de combustibles fósiles para transporte. A la vez, se combina el concepto de cero residuos por desechos de plásticos y microplásticos. La CTI está hallando soluciones que postergarán, de nueva cuenta, los efectos indeseables sobre los sistemas ecológicos y, como una retroalimentación, desde estos a la actividad productiva.
Incluso las normas han ido adaptándose en el mundo entero, salvo poco honrosas excepciones, para regular impactos en cada época comentada arriba.
Para que no se malinterprete, no estoy señalando a la CTI sino como emisora de soluciones. De hecho, la CTI ha traído, por ejemplo, un incremento en la esperanza de vida media con mejor calidad de vida. Ha permitido llevar soluciones energéticas y alimentarias a una población global creciente; si bien con porcentajes de cobertura que deben ser mejorados, pero así ha sido.
Mi punto es el siguiente.
Atraer la atención a fenómenos que pueden afectar los procesos económico–productivos, que son perjudiciales al bienestar social, pues. Fuentes de tales fenómenos están en la salud, la energía, así como el uso y manejo del agua.
Una fuente adicional, que aun pasa desapercibida, es la que resulta de la fragilidad medioambiental. El Cisne Verde es una amenaza global desatendida, desvalorada.
Como lo veo, la CTI es un hilo conductor entre los extremos de los procesos económico-productivos y manejo sustentable medioambiental; ay que es el vaso comunicante para encontrar soluciones reales desde problemas específicos.
La dificultad es formular correctamente el problema y acompañar de programas de mediano y largo plazos orientados a los resultados.
Una visión holística para la reducción de emisiones, huella de carbono, residuos y más debe significar calidad de vida en la humanidad y de otros entes vivos, todos aquellos que nos acompañan en La Tierra.
Esa visión holística debe integrar la CTI y normatividad; con el concurso de tomadores de decisiones públicos y privados, de organizaciones no gubernamentales y autónomas; de todos, de la sociedad entera.
Omitir a la CTI de la realidad y programas, como medio de soluciones globales, es autoinfringir y dañar por fragilidad.