Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Cada vez es más evidente que Juan Manuel Carreras y Andrés Manuel López Obrador se llevan bien. Se nota que al presidente le agrada el gobernador. Cada que tiene oportunidad AMLO se expresa elogiosamente de Carreras. El gobernador por su parte ha sido muy respetuoso de la investidura del primer mandatario. Se ha convertido en un facilitador de las políticas del gobierno federal apoyando con todo al súper delegado Gabino Morales.
Esta relación institucional se está traduciendo en obras y acciones en benéficos de los potosinos.
Se puede interpretar que el entendimiento entre ambos mandatarios es lo políticamente correcto. Se evitan confrontaciones y uno y otro consiguen que sus acciones de gobierno luzcan y beneficien a los ciudadanos. Esta reciprocidad suma legitimidad y prestigio a ambos gobiernos.
López Obrador y Juan Manuel Carreras pertenecen a diferentes partidos. Su identidad y proyectos políticos son aparentemente antagónicos. Pero creo que en el corto plazo podrían llegar a consolidar un acuerdo no explícito que impulse una agenda que vayan más allá de las acciones de gobierno y que incluya un pacto de caballeros para lograr una transición de terciopelo en el relevo de la gubernatura en 2021.
Se están creando las condiciones para que las riendas de la sucesión gubernamental en San Luis Potosí queden en manos de Carreras y AMLO. Los dos quieren impulsar un proyecto ganador. *In péctore tienen candidato. Y queda claro que para el presidente de la república el adversario a vencer es el PAN. AMLO considera a los panistas como sus más aborrecidos enemigos por conservadores, mojigatos y “fifis”. Así que, aunque parezca absurdo la alianza correcta del Peje para operar el relevo en la gubernatura sería con el gobernador Carreras.
Sobre todo, si hay coincidencia en apoyar – oficial o extraoficialmente – a un candidato rentable, conocido y que no tenga cadáveres en el closet. Un candidato que sume y no que reste. Que de entrada sea un personaje que provoque la convergencia de diversos actores políticos, económicos y sociales. Un militante o simpatizante de Morena o de la sociedad civil al que no le hagan el fuchi o el guácala los del PRI. Por ejemplo Juan Ramiro Robledo o Esteban Moctezuma. O bien, un potosino exitoso como profesionista y servidor público, con potencial y que cuente con el apoyo de los poderes de facto de nuestra entidad, como Gustavo Puente Orozco, secretario de desarrollo económico del gobierno del estado que desde mi muy particular punto de vista es el mejor secretario del gabinete de Juan Manuel Carreras.
Algunos podrán decir que tanto Juan Ramiro Robledo como Esteban Moctezuma ya han manifestado que no han considerado ser candidatos. Pero ya se sabe que el manual de corrección política recomienda a cualquier aspirante negar sus legítimas aspiraciones, ello para evitar un desgaste prematuro que evapore sus posibilidades de llegar a ser el “bueno”. El hecho innegable es que tanto Robledo como Moctezuma son dos políticos profesionales que tienen los méritos y el curriculum necesario para ser candidatos a gobernador.
Algo que va a fortalecer la capacidad de operación política de Juan Manuel Carreras en temas de gestión gubernamental y de relevo en el poder frente al 2021 es el hecho de que recientemente ha sido nombrado vicepresidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), con lo cual se convertirá en los próximos meses en un mediador funcional entre los gobernadores y el presidente de la república. El estilo cuidadoso y refinado de Carreras va a facilitar los acuerdos entre AMLO y los gobernadores del país. Es previsible entonces que la comunicación y los pactos políticos entre el gobernador potosino y el presidente de la república se consoliden.
Sólo como una posibilidad vale la pena dar seguimiento a la evolución que tenga una hipótesis como la que hoy ofrezco. En un país surrealista como el nuestro todo puede suceder.
*In pectore.- significa literalmente “en el pecho” y se emplea para referirse a la persona que ya ha sido designada para un cargo, pero cuyo nombramiento no se ha hecho público todavía.