Jugando con México
Hugo Páez
El Presidente llegará a la Suprema Corte en un ambiente de tensión, en esas atmósferas densas que se cortan con una navaja.
Se topará con el retrato de Benito Juárez en el último informe de Luis María Aguilar quien debe recordarle la frase del Benemérito de las Américas, adaptada: “El respeto al Poder ajeno es la paz”.
Días antes, Andrés Manuel López Obrador les dijo que no deberían tener colgado el retrato del Benemérito, que no eran dignos de lo que significa como inspiración de austeridad y lealtad de la Cuarta Transformación.
Muchos jueces han muerto por el crimen organizado. El Poder Judicial tuvo que ingeniárselas para construir un sistema de registro exprés de bases de datos y en línea, que es utilizado en zonas peligrosas para demostrar a los potenciales amenazantes, ya sea familiares, abogados o amigos de detenidos o implicados, que no se puede hacer nada, que no hay forma de ‘ayudarlos’ o ‘echarles la mano’. La vida está en juego.
En un verano vi dos jueces acribillados en Mazatlán en un mismo día en sus domicilios. Por supuesto que no todos son honestos ni impecables, ¿en qué organización hay eso..? pero se trata de la aplicación de mecanismos para evitar al máximo los espacios de corrupción y abuso.
Sin embargo, en el discurso de Andrés Manuel NO existen jueces, magistrados y ministros virtuosos, ni se evoca a los caídos, sólo los que presuntamente ganan 600 mil pesos y son rebasados por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Curiosamente los corruptos, perdonados y olvidados, son mejor valorados en la Cuarta Transformación que los jueces, y no son centro de ataques sincronizados entre el Ejecutivo y el Legislativo, capitaneados por Ricardo Monreal Ávila y Mario Delgado Carrillo.
Cuando existe esa soltura megalómana en un presidente, como la de López Obrador, la de Trump, y Nicolás Maduro, cualquier falacia es útil. Por ejemplo, los criminales migrantes mexicanos del presidente de EEUU, los ‘ataques del imperialismo contra Venezuela de Nicolás Maduro, y los 600 mil pesos mensuales de los ministros, que al otro día quedaron en 500 mil, o algo así.
En 1830 el emperador Nicolás I de Rusia tenía el lema “autocracia, ortodoxia y nacionalismo”, de hecho su título oficial era: Emperador y Autócrata de Todas las Rusias. Todos los poderes estaban concentrados en una sola persona, era el Poder de los Poderes, ese que dice Andrés Manuel que nunca va a ser.
Ciento ochenta años atrás no era tabú la autocracia, por eso no se ocultaba, la condición humana en relación a la atracción del poder nace con el mismo Homo Sapiens, la especie humana que logró sobrevivir a las otras especies hermanas por su capacidad de utilizar el poder de la inteligencia.
En la actualidad la autocracia no ha desaparecido, pero se niega y oculta, Vladimir Putin la protagoniza en el mismo país que Nicolás I, igual que Xi Jinping en China, Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, y una pléyade en África y Asia.
Sin embargo Donald Trump no ha logrado la autocracia que desea a gritos, simplemente por la división de poderes totalmente afianzada en los Estados Unidos, y una iniciativa privada y clase media empresarial con la mayor solidez de la historia.
Por ejemplo, no existen organismos como la Comisión Federal de Electricidad o el Fondo de Cultura Económica, y muchos de estos que se reparten en la administración federal mexicana a sus cuates. El FBI, la DEA, la CIA, las múltiples divisiones de las fuerzas militares y más, mantienen una autonomía pétrea, a prueba de los Trumps que puedan aparecer.
Por supuesto que no existen condiciones para crear alguna Constitución Moral, o intentos por dinamitar el Poder Judicial con la tenebra de proponer la designación de jueces por voto popular controlado, como el del NAIM de Texcoco, el mecanismo de control de las autocracias disfrazado de decisión del pueblo, con propósitos de concentración de poder.
El Poder Judicial hace bien al proponer el rediseño de reducción de salarios en las nuevas contrataciones, con esto desactiva la potencia propagandística de Morena para desacreditar a ministros, magistrados y jueces, y pegar en el objetivo real que es la independencia y autonomía de gestión del PJF.
La Judicatura es especialmente mala para comunicar su vital función en la justicia y la democracia mexicana. Hay mucho de soberbia en los ministros y altos funcionarios con ópticas deformadas desde el pedestal donde creen estar.
Como en toda crisis, esta es la oportunidad para quitar la pompa y circunstancia de las pelucas blancas y empolvadas que persisten en el ánimo del Poder Judicial. Bajar a nivel de tierra beneficiará a todos, principalmente a la justicia y democracia, y crea las condiciones para depurar actitudes nefastas como la del impresentable magistrado Adolfo Serrano Ruiz y su colección de Rolex y puros presumidos en redes sociales.
Andrés Manuel llegará a la Corte este jueves en medio de tensiones y protestas inéditas de jueces y magistrados, y se topará con Benito Juárez y la leyenda en el ánimo de los ahí presentes: “El respeto al Poder ajeno es la paz”.
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