Preparativos para una amenaza llamada Trump
Una de las grandes contribuciones de Chiapas a México es haber acunado a un valiente, de firmes convicciones patrióticas, su nombre: Don Belisario Domínguez Palencia.
Este ilustre mexicano nació en el municipio de Comitán el 25 de abril de 1863. Dedicó sus estudios a la medicina, y se involucró activamente en la política de nuestro país.
Gracias a su interés por la medicina, tuvo la oportunidad de estudiar en Francia, y durante 10 años estuvo en Europa. El 17 de julio de 1889 recibió el título de médico oculista, cirujano y partero.
En 1889 regresó a su ciudad natal, y el pueblo lo recibió como todo un héroe. Se dedicó a practicar la medicina con un carácter humanitario, y estableció una botica llamada “La Fraternidad”, en donde no sólo proporcionaba consultas gratuitas, sino también proporcionaba los medicamentos.
Don Belisario Domínguez intensificó su participación política, siendo un miembro activo del Partido Liberal en Chiapas y con la fundación del periódico El Vate, donde publicó artículos contra el presidente Díaz y el gobernador porfirista de su estado, Rafael Pimentel. Trató de despertar la conciencia ciudadana de sus paisanos, a los que decía que debían vigilar las acciones del gobierno, observar con cuidado los actos de las autoridades y denunciar todas las irregularidades.
Fue electo presidente municipal de Comitán en 1911; al año siguiente fue candidato suplente al Senado junto con Leopoldo Gout. Pero tras la muerte de este último, el doctor Belisario Domínguez rindió protesta como senador propietario en la XXXVI Legislatura, y fue con esa investidura que el 23 de septiembre pronunció un discurso en la sede de la Cámara de Senadores, en el que protestó enérgicamente por los asesinatos de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, perpetrados por Victoriano Huerta.
En este contexto, el senador Belisario Domínguez, realizando una valerosa protesta y demostrando su gran sentido nacionalista y republicano, con todo honor e indignación pronuncia ante los senadores un trascendente discurso, denunciando la traición de Victoriano Huerta, al haber ordenado el asesinato del presidente y el vicepresidente, legalmente ungidos por el voto popular. Su valiente llamado le plantea al Senado que esa representación nacional deponga de la presidencia al usurpador Huerta.
Derivado de esta denuncia pública, la noche del 7 de octubre de 1913, fue sacado de su habitación en el hotel en donde se hospedaba y conducido al cementerio de Xoco, en Coyoacán, donde se le martirizó y asesinó cruelmente. Sus verdugos, Gilberto Márquez, Alberto Quiroz, José Hernández Ramírez y Gabriel Huerta, sepultaron el cadáver. El doctor Aureliano Urrutia, enemigo profesional de Belisario Domínguez, le cortó la lengua al cadáver del senador y se la envió como un “trofeo” a su amigo Victoriano Huerta.
El prócer chiapaneco Belisario Domínguez se convierte, por su valiente denuncia, en un referente histórico representativo del equilibrio entre Poderes de la Unión. Así en 1953, la XLII Legislatura del Congreso de la Unión aprueba un decreto por el que se crea la orden de la Medalla de Honor Belisario Domínguez del Senado de la República, con la intención de reconocer las altas virtudes cívicas que demostró al morir por el compromiso de hacer valer su derecho a la libre expresión de la palabra.
También debemos decir que la perspectiva del doctor Belisario Domínguez es algo que debemos enaltecer y llevar siempre a cualquier parte del mundo. Para él, como médico, curar era lo más importante, pero no me refiero sólo a la salud, sino en general a los males que aquejan a nuestra sociedad, dado que la problemática a la que nos enfrentamos hoy día debe ser enfrentada con la misma visión, pasión y sensibilidad que siempre mostró este gran héroe, con franqueza y sinceridad, como un médico que de manera humanitaria enfrenta los avatares que le presenta la vida.
El vecindario se acostumbró a mirarlo con respeto en sus infatigables diligencias, llevando presuroso el remedio a los enfermos, el pedazo de pan a los niños desvalidos y el consejo paternal y cariñoso a los hogares deshechos. Hasta llegó a cargar sobre sus propias espaldas, como lo hiciera un santo, el madero que podría servirle de lecho a una parturienta indigente.
Tuvo el valor consciente, el que surge de la meditación, el que es resultado de pensar que irremisiblemente se va a perder la vida; ese valor que solo es atributo de héroes
Belisario Domínguez tiene en la historia de México un papel extraordinario; demostró que la vida humana no tiene importancia cuando se trata de un gran problema de la patria; nos enseñó que el hombre debe saber morir en aras de la tierra en que nace.
Hoy más que nunca, nuestro país requiere de gente comprometida con sus anhelos y necesidades, tal como siempre lo fue don Belisario Domínguez.