Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Desde CONACYT se han perpetrado actos contradictorios con justificaciones desafortunadas, por decirlo amablemente; los ejemplos abundan, aquí una muestra.
Mientras que CONACYT elabora un anteproyecto de reforma para la Ley de Ciencia y Tecnología donde pretende imponer que asambleas aprueben planes de investigación institucional en Centros Públicos de Investigación, CPIs, en contradicción, pisotean la normatividad interna en contubernio con secretarías de estado; como en el caso del CIDE.
En esta contradicción la dirección de CONACYT califica de democrática a una reunión cupular, la de la Asamblea de Asociados –asociados y no socios, recordemos que el CIDE es una Asociación Civil- con un orden del día fuera de estatutos vigentes, por ello violatorio.
Si fue cupular entonces no fue democrática, si fue a la postre entonces no desaparecen los efectos de los actos públicos que hayan sido violatorios e indebidos.
De hecho, la asamblea de asociados del CIDE se negoció para modificar a modo los reglamentos de ese CPI, a fin de ajustar actos luego de meter los pies; sólo dos asociados, el Colegio de México entre ellos, se expresaron a favor de otra clase de solución.
Este ejemplo de contradicción tiene una única intención, absurda por demás: Imponer control e ideología en los CPIs; error histórico que las instituciones deben rechazar en todas sus letras.
El siguiente es otro caso ilustrativo en el discurso, salpicado de palabras, no de conceptos; intenciones falaces con actos equivocados y sin sentido del quehacer en políticas públicas para la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI.
El caso se trata del anuncio en el que para 2022, se dijo, las becas de posgrado del CONACYT serán otorgadas sin la mediación de la examinación, por parte de los colegios institucionales, sobre habilidades y aptitudes de quien solicite admisión para consolidar su formación de posgrado.
Mientras que, entre palabras domingueras, desde CONAYCT se esbozan intenciones de acceso universal a becas de posgrado, las cifras son contundentes; en los hechos el número de proyectos financiados, el recurso destinado al apoyo de la CTI, incluso el de becas, han tenido caídas exponenciales en los tres años recientes.
Nomás falta que sean culpa del pasado, cuando tales caídas se dan en la administración actual, por sus decisiones.
Además, la examinación de habilidades y aptitudes en solicitudes de admisión a posgrado permite que la asignación de becas sea con base en un proceso de selección académica; selección que busca que las personas beneficiarias de la beca, así como las instituciones, alcancen eficazmente su objeto educativo e institucional.
El acceso universal a las becas de posgrado se logra con más recurso para financiar la formación de cuadros altamente capacitados, no con caídas de financiamiento como en los tres años recientes; mayor presupuesto impacta directamente en mayor número de becas y de ahí que la selección académica resulte en mayor matrícula; nunca al revés, pero en CONACYT no entienden, ni lo harán.
La flagrante evidencia devela la esencia del CONACYT actual, puros palos de ciego; nomás falta que copien la iniciativa de Huey Tlatoani sobre su testamento político para anunciar un testamento científico, uno que deberán seguir las instituciones cuando cambie quien ocupa las oficinas de Insurgentes Sur – no sobra decir que entre quienes hicieron testamento político se hayan Francisco Franco, Adolf Hitler, Juan Domingo Perón, y otros políticos, célebres por autoritarios –
Ante los hechos, un vaticinio lamentable es que aún no hemos visto los peores actos y decisiones desde CONACYT, lo embates a la libertad académica y autonomía de las instituciones seguirán, en particular a los CPIs que CONACYT coordina.
Defender la autonomía es renglón del cual no debemos quitar el dedo, el carácter constitucional luce muy complejo por la composición legislativa actual y el paso por los congresos de las entidades federativas, pero esa es la solución real, no hay más.