Violencia de exportación
La vapuleada que le han dado en los últimos días al subsecretario federal de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez es lógica y por varias razones. La principal de ellas, que él mismo se lo buscó.
El funcionario, que fue lanzado al estrellato por el presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que ha causado envidias, resquemores y golpeteo en su contra, ha cometido varios errores graves de comunicación y está pagando el costo.
No es que el epidemiólogo no sepa expresar sus ideas con claridad, sino que en ciertos momentos clave de la pandemia provocada por el coronavirus tipo Covid 19, ha mentido, a veces soterradamente, en otras de plano con descaro. Y en política, como sabemos, nada es casualidad. Está claro que los adversarios de la cada vez menos mencionada Cuarta Transformación, se dieron cuenta que ahí estaba la rendija que esperaban para cuestionar las políticas sanitarias del presidente. Y en una de esas, también hay fuego amigo.
El trabajo que hoy presentamos en nuestras páginas 6 y 7, con declaraciones del investigador de la UASLP Manuel Zulaica Mendoza -entrevistado por Karina Méndez-, señala con claridad que López-Gatell utilizó por largo tiempo un modelo matemático inexacto, el cual debía ser nutrido con todas las variables posibles para ser más real. Un segundo elemento clave es que este llamado Modelo Centinela, que no es de uso exclusivo en México, sustituyó la necesidad de aplicar pruebas masivas para detectar a posibles personas contagiadas con el nuevo coronavirus.
En otras palabras, pusieron los cálculos matemáticos por delante y no las pruebas. Por eso es que primero, López-Gatell decía que cada caso confirmado se debía multiplicar por ocho, luego que por 30, y luego que ya no era necesario, porque el famoso modelo había dejado de ser utilizado al ser inútil para la fase 3, cosa que nunca informó hasta que una reportera del periódico Reforma se lo preguntó en su conferencia nocturna en Palacio Nacional.
A tal grado llegó la danza de cifras, que los expertos en matemáticas y también en salud, decidieron hablar y exhibir los mensajes equivocados del doctor Gatell, como lo conocen sus fans. Y es el momento en que, como dijera el conductor de TV Azteca, Javier Alatorre, el clamor de la oposición es: “No le crean a Hugo López-Gatell”.
El principal problema estriba en dos irrefutables hechos. El primero, que países avanzados en salud pública, aplican pruebas masivas a personas sospechosas y el otro, que en México somos dados a creer más en los Ovnis que en las matemáticas, ciencia que por si fuera poco, es donde la mayoría reprueba en la escuela. O sea, en este país, los números son interpretados por cada quien a su antojo.
El reto, ahora, es que López-Gatell recobre su credibilidad, la cual empezó a socavar desde el momento en que dijo que la fuerza moral de López Obrador, lo haría inmune al virus. A lo mejor no estaba tan errado, porque a pesar de haber convivido con la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval; el director de Profeco, Ricardo Sheffield y hasta el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, hasta el momento el mandatario está inmune o es asintomático.
López-Gatell tiene el tiempo en su contra, pero el verdadero reto ya no es el de las estadísticas, las cuales fueron politizadas, sino el regreso a las calles. Estamos en vísperas de tan delicada decisión y ahí se verá de qué está hecho, lo mismo que López Obrador. Puede ser la gloria o el Waterloo.