El peor enemigo de Nahle es Nahle
No es precampaña, aunque consten actos de años, porque el proceso electoral inicia en noviembre de este año; no es precandidatura ni candidatura, sino coordinación hasta que en tiempo sean legales esos términos, por la misma razón de ley, no obstante, harán sus viajes de impulso a sus intereses particulares en la gran carrera; es torcer la ley por las polainas en los tobillos.
Ese particular corcholatero traerá análisis y comentarios expertos, impugnaciones y demás instrumentos legales, aunque todos lleguen a ser ignorados y sorteados; quienes maquivélicos lograrán el cometido de un partido político, llegar al poder y preservarse en éste.
Sin embargo, hay otras carreras en suerte similar, guardada la proporción en relevancia e impacto.
Está la de la UNAM, las de gubernaturas en varios estados, la de curules federales y locales tanto como presidencias municipales; en 2024 será la elección en México mas grande en gasto, votantes y puestos, pero la población crece tanto como las normas y mañas varían, así que podrá haber una mas grande luego.
Esta entrega trata con otra carrera, una de prisas y tumbos que dejará enredo normativo y consecuentes complicaciones.
Se hace referencia a la gestión de normas en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, relativas a la flamante Ley General en Materia de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación, LGHCTI; misma que, como otras leyes, al día de hoy yace entre impugnaciones por acciones de inconstitucionalidad en la SCJN luego del desaseado proceso legislativo que llevó a su aprobación.
A tumbos, en, aun, CONAHCYT buscan complementar el marco normativo que mandata la impugnada y vigente LGHCTI.
Arrancan para dictar la ley orgánica de ese consejo nacional; el instrumento para la operación y coordinación del sistema de centros públicos de investigación, CPIs, que coordinará esa oficina (pretenden sea un reglamento); el reglamento del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras, SNII, entre otros.
Van en pos de conjunto de instrumentos para la operación del consejo nacional, los CPIs que coordina y demás programas que están, ya por las prisas o de plano por la obcecada inexperiencia, con muchos huecos que podrán resultar en serias complicaciones.
En general, dado que la CTI dentro de universidades está fuertemente entrelazada con las políticas públicas federales, las primeras afectaciones serán en el enésimo reglamento que esta administración hace para el SNII; aunque, ya que el ecosistema científico mexicano es frágil, el resto de normas también impactarán.
Un botón está en los lineamientos para designar a titulares de los CPIs, el instrumento no mejora sino empeora; de hecho, en términos procesales queda como ha sucedido en llamados tiempos neoliberales y desde antes de eso, la decisión es de la cúpula; pero al momento quedan dos huecos, (a) por cuánto tiempo es cada periodo de designación y (b) la ausencia del órgano de gobierno y junta de asociados (para el caso de las A.C.) o Socios (en el caso de la S.C. y la S.A. que operan como CPIs).
Otro ejemplo está en la coordinación de los CPIs, donde, por definición vertical, pretenden que el CIMAT (un CPI dedicado a las ciencias matemáticas, su aplicación y cómputo) esté agrupado, quizá dedicado por consecuencia, a la innovación y tecnología; o bien el IPICYT, (un CPI multidisciplinario con cuerpos colegiados en 5 áreas del conocimiento) agrupado en Salud y Ambiente.
Luego, ¿qué será de las personas y grupos que en un CPI generen y apliquen conocimiento en disciplinas disímbolas de aquellas donde ha sido agrupado el CPI de su adscripción?
Suponga que se publican como están los borradores, cosa que no sería diferente al desaseo que han acostumbrado, entonces alguien, con fundamento en el texto, podría forzar a personas o grupos a hacer investigación en temas diferentes, prescindir de sus servicios o hacer contrataciones segadas.
Al cierre de esta entrega, los instrumentos no han sido publicados en el DOF, pero lo serán y traerán mayor desaseo.