Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Vimos la semana pasada en Palacio Nacional, Palacio de San Lázaro y la Casona de Xicotencatl el carácter antirrepublicano de quienes por ahora tienen mayoría electorera, pero además significan la intención, otrora velada, de pisotear e ignorar a quienes no piensan igual, ya que ellos no construyen diálogo para la integración de la diversidad en ideas y conceptos.
Si lo de San Lázaro fue retrógrado, lo de la casona ha sido vergonzoso; en ambos recintos se votaron una veintena de reformas, sin lectura, análisis ni dictámenes, pero además con suplencias artificiales a titulares de curules, y mucho mas, que muestra lo sucio y corrompido de la voluntad de personas por sometimiento al ejecutivo y por su aspiración a perpetuarse en el erario.
En ese contexto, expresado breve mas no simplistamente, se enclavan los procesos que se interpondrán ante la SCJN sobre dichas reformas, el asunto aun no termina.
La SCJN, tercer poder de nuestra república, tendrá una gran responsabilidad, podrá enmendar la plana procesal legislativa.
Por ello, la SCJN ha recibido, para no variar, embates irracionales y voluntariosos que desde el púlpito alientan los ataques callejeros a esa tribuna jurídica de balance republicano.
En opinión de esta columna, el núcleo central de ilegalidad legislativa, que podrá ser reclamado ante la SCJN, está en el proceso, no se respetaron tiempos ni acuerdos, no hubo ni dictámenes ni convocatorias al pleno del senado para su discusión, a lo que se suman solicitudes hacia la minuta legislativa en la Cámara de Diputados, con muchos otros etcéteras; las precisiones técnico-jurídicas se verán en los procesos interpuestos ante la SCJN.
La sentencia de la SCJN incluirá diversos efectos.
La comunidad en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, tiene la expectativa que la reforma en esta materia pueda ser detenida y que el proceso legislativo sea repuesto; que se complementen las 5 reuniones de Parlamento Abierto faltantes, de las 7 acordadas por las comisiones correspondientes; que se incluyan, luego de análisis y discusión, componentes de ley progresista; que la nueva norma incluya mejoras y se eliminen las aberraciones para que la CTI al fin coadyuve a que la sociedad entera reciba los beneficios del conocimiento y su aplicación; que la CTI se constituya como un pilar de la fortaleza socioeconómica mexicana; que se abran oportunidades en nuestras instituciones para nuevas generaciones; pero, como está, la propuesta del todavía CONACYT no edificará ninguno de estos pilares.
Veamos un caso.
Los sistemas biomédicos constituyen un área de la CTI que implica soluciones por generación y aplicación del conocimiento que van, sólo por mencionar unas pocas, desde la bioingeniería, biología molecular e ingeniería biomédica; las primeras dos han sido percibidas como necesarias por la población en eventos pandémicos mientras que la tercera es vivida por el segmento privilegiado que tiene acceso, por ejemplo, a cirugías asistidas por robot; ninguno de estos es el caso, ni los será bajo la reforma en CTI de CONACYT, para el segmento de personas que batallan en hospitales púbicos, mismos que ahora se hallan con infraestructura deteriorada, sin robot alguno para asistir intervenciones, sin materiales ni medicamentos.
Para los avances científico-tecnológicos en sistemas biomédicos se requiere un ecosistema científico que madure de forma sostenida; no funcionará sólo con una agenda nacional impuesta unilateralmente por quienes no saben de CTI; como miembros de las fuerzas armadas cuya función republicana es la seguridad nacional, no la CTI.
En Insurgentes Sur aseguran que con la reforma no será menor el presupuesto cada año, pero, por los términos en que está escrita, el presupuesto público para CTI podría quedar nominalmente igual, lo cual de hecho significaría menor capacidad de financiación.
Entonces, ¿cómo pretenden tener avances significativos sostenidos en el área de sistemas biomédicos? Como esta área de conocimiento estará la CTI entera.