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Oposición no regatea la unidad nacional ante llegada de Trump
Con cariño para ti, Greis, porque como médico no has dejado de estudiar un solo día de tu vida y das a conocer tus hallazgos médicos en muchos países, además de curar las enfermedades. No sé si seas la mejor neuroftalmóloga de México, pero sí mi hermana consentida.
“Las grandes aportaciones de la medicina al desarrollo social, al crecimiento económico y al bienestar de las personas, no pueden entenderse sin ese estrecho vínculo científico-humanístico que define a las mujeres y los hombres que han dedicado su vida a luchar contra las enfermedades y a mejorar nuestra calidad de vida”.
Dr. Julio Frenk Mora.
Los mexicanos debemos estar profundamente agradecidos con todos aquellos quienes han elegido la noble profesión de curar y cuidar a los demás. Nuestros médicos y otros talentosos profesionales de la salud se han enfrentado, colectivamente y de forma extraordinaria, al desafío de combatir la pandemia del coronavirus en todos los rincones del territorio nacional.
Patriotas valientes en la primera línea de guerra contra el enemigo microscópico, desplegando talento, innovación y trabajo incansable para salvar vidas poniendo en riesgo la propia. Al 25 de agosto de este año, mil trecientos veinte trabajadores de la salud habían fallecido por contraer el coronavirus, poniendo a México en el deshonroso primer lugar mundial de esta estadística. Algo falló en la estrategia gubernamental y eso es inocultable, independientemente de las agresiones absolutamente injustificadas que algunos de ellos recibieron a manos de gente subnormal.
A pesar de todo, su trabajo ha sido y es incansable. Su dedicación más que sobresaliente en los hospitales y centros de tratamiento donde atienden a los enfermos, en los laboratorios e instalaciones de investigación donde se desarrollan vacunas y tratamientos.
Este año, en especial, en el Día del Médico, reconocemos a hombres y mujeres extraordinarios que tratan a sus semejantes, buscan y encuentran curas para las enfermedades que enfrentamos y no dudan en sus esfuerzos por atender a cada paciente con empatía, dignidad y respeto.
Este Día del Médico, es para expresarles nuestro inmenso agradecimiento a las doctoras y doctores que nos cuidan en todo el país y cuyo compromiso de servir a los demás nunca ha sido más claro como a lo largo de este año.
Pero hoy no es una fecha para celebrar. La batalla continúa y no sabemos cuándo terminará. Las enfermedades no desparecerán. Agradecerles significa solidarizarnos con médicos y profesionales sanitarios. Cada día se exponen no solo al contagio del coronavirus, sino que además ponen a prueba toda su fortaleza de carácter y, por que no expresarlo tal cual, su salud mental. La única forma de mostrar ese reconocimiento, como sociedad, es seguir las medidas de higiene y las medidas de restricción, que todos conocemos, para contener la expansión de la pandemia. Este día sirve también para hacer un llamado de atención, a la sociedad entera, para que todo el personal sanitario sea respetado, sea reconocido y tratado con dignidad, porque bastante han hecho, siguen haciendo y harán por todos nosotros.
Hoy tenemos médicos extenuados, con emergencias abarrotadas; con el temor de enfrentarse a algo desconocido, el temor de contagiarse. No solo basta agradecer a los médicos sino también darles los equipos para cuidarse y la seguridad de que sus personas no corren peligro. Esto ojalá lo leyeran las autoridades de salud de nuestro país, buenas para la retórica, malas para proteger a sus colegas.
Los médicos, el personal de salud hoy, y en lo sucesivo, son insustituibles. Sus contribuciones a la salud y el bienestar de todos los mexicanos no se pueden medir bajo ningún parámetro, pero tienen un nombre llamado valor y grandeza. Gracias doctoras, gracias doctores.