Solo 29 días y otro periodista muerto
Si, ya sabemos todos que estamos supeditados al poder económico, político, regional y militar de los Estados Unidos de Norteamérica sobre México. Y si, cada vez que un presidente mexicano va de visita a Estados Unidos va con las ínfulas de qué no se va a dejar y que va a ponerlos en su lugar. Y si, ya sabemos todos que para ellos, los gringos, escuchar nuestras quejas a través del presidente en turno muchas veces parecen ladridos de un perro pequeño enjaulado. Este monero no está tratando de ser un cínico, pero es la realidad en mi opinión.
Ese control que ejercen sobre nuestra nación a través de varias vías y de forma indirecta es una realidad que todos conocemos.
Ahora bien, hemos vivido fiascos en donde por ejemplo un presidente que se ve fuerte diplomáticamente y con una imagen de estadista al nivel, resulta que regresa con las valijas llenas de órdenes y planes que imponen los de allá. Seguramente negocian algunos beneficios para nuestro país, y sin duda algunos beneficios para su gente y ellos mismos. Pero es más fácil seguir adelante cuando las cosas son así. Por otro lado en ocasiones otros presidentes van con arengas más enardecidas que francamente se ven como líneas prescritas por los mismos norteamericanos, como fue el caso de un par de exabruptos que percibimos de peña Nieto en su momento, nadie se los creyó, y los gringos no cambiaron nada. Pero volviendo a lo mismo, es preferible una queja diplomáticamente controlada a un discurso ridículo, pobremente fundamentado y desoído por no ser el canal y el lugar apropiado donde se debe decir.
Ese fue el caso de la visita de Andrés Manuel López obrador a Estados Unidos, en la que prometía el presidente de México ir a decirles las verdades en la cara, y solo logró arrancar literalmente bostezos de su similar, Joe Biden.
El resultado es solamente una rayita más al tigre. Al tigre gris y aburrido que pretende ser un héroe bolivariano y siempre termina siendo el tartufo, un diplomático de poca monta cine asesoría o un político de turba, marrullero y sin sustento, que no alcanza a levantar más que un par de nubes de polvo. Lejos de sus promesas belicosas de crear un llamamiento más fuerte para poner en su lugar al gigante del Norte. Termina siendo una de esas alfombras hechas con la piel del animal cazado en vez del aguerrido héroe que pretende vendernos de este lado de la frontera.
Por el contrario, sus recientes reacciones a los eventos diplomáticos como la reunión de la OEA, sus exigencias sobre Julian Assange, con la ridícula propuesta de desmantelar la estatua de la libertad, y otros asuntos más que han terminado por crear un ambiente oscuro y debilitante a la relaciones internacionales. Parece que debemos de dar gracias que la administración gringa actual no tiene las miras intervencionistas de otras etapas del gobierno americano, porque todo este asunto de las bravuconadas y habladurías del Peje ya se nos hubiera revertido.
De todos modos el señor presidente regresó con las valijas llenas de órdenes y de instrucciones que debe seguir, como la aplicación de 1.5 mil millones de dólares en programas de vigilancia migratorios. O la más reciente incursión de la idea en nuestro territorio para la captura del famoso Caro Quintero.
Como he dicho en otras ocasiones, no se trata de criticar a este gobierno y a otro no. La crítica es a cualquier administración pública porque es nuestro deber como demócratas y ciudadanos que queremos a México. Porque nunca hay que olvidar que en México no es el gobierno. El gobierno siempre es temporal y esperemos que México sea eterno. Por eso queda en su historia una mancha más en la relación diplomática entre dos vecinos: el enorme y poderoso imperio gringo y el país semi-socialista, invadido por la corrupción que hoy es México.