Preparativos para una amenaza llamada Trump
No cabe duda que el tema de la semana pasada, de la presente y de las que siguen, es el conflicto entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, mejor conocido como Felipe Calderón, el cual inició aquel domingo 2 de julio de 2006, cuando el primero perdió contra el segundo la Presidencia de la República, por un margen de 0.64% de la votación del país, lo que significó la increíble cantidad de 257 mil 532 votos.
De ese entonces a la fecha, Calderón gobernó México, llenó de muertos al país con su llamada guerra contra el narcotráfico, su secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna está por enfrentar un juicio en Nueva York por proteger al Cartel de Sinaloa, fue estigmatizado como un presidente espurio y alcohólico -lo cual no ha sido comprobado ni admitido por FCH- y su última intentona de volver a la política fue con la creación de un partido, México Libre, que fue rechazado por el Instituto Nacional Electoral (INE).
Por su parte, López Obrador hizo el plantón más memorable de la historia política del país en la emblemática avenida Reforma de la Ciudad de México, el cual duró 48 días; creó el voto por voto, casilla por casilla; se declaró Presidente Legítimo, abandonó al Partido de la Revolución Democrática (PRD), creó Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y luego de su tercer intento, logró ser presidente con más de 30 millones de votos, arrasando a todos los demás aspirantes.
Calderón es el único de los expresidentes que sigue activo, a raíz de la creación de México Libre, en conjunto con su esposa Margarita Zavala Gómez del Campo. Ambos abandonaron al Partido Acción Nacional (PAN) para emprender esta aventura e intentar, por su lado, llegar a posiciones de poder bajo su absoluto yugo. Pero el INE lo impidió el pasado viernes, debido a que las aportaciones de simpatizantes realizadas a través de Clip, no fueron claras ni se pudo identificar a las personas con nombre y apellido. Clip es una aplicación que acepta pagos con tarjetas a través del teléfono o la tablet y ofrece muchos beneficios.
Los dimes y diretes no se han hecho esperar, López Obrador utilizó su mensaje dominical desde Chiapas para denostar y burlarse de Calderón, quien a su vez también lo atacó con el caso Pío López Obrador. Si de rivales se trata, el único que verdaderamente le hace mella al tabasqueño es Calderón, ya que amén de sus demás fobias como la prensa, los intelectuales y los empresarios -que no comulgan con sus ideas ni políticas públicas-, Calderón es también político y sabe dónde golpear al presidente.
Lo que Calderón no quiere admitir es que el INE tiene la facultad para aceptar o negar el registro de un partido, porque el registro no es en automático con la sola voluntad del peticionario. No es el “haiga sido como haiga sido” que acuñó el propio Calderón para referirse a esa supuesta victoria tan apretada contra López Obrador.
Pero también es deseable, como le recomendó el mandatario, que continúe su lucha, porque en este momento no hay una oposición real en el país y López Obrador parece ensimismarse, lo que no es sano para la República.
Se trata, por lo tanto, de otro capítulo de esta larga saga política entre el dizque izquierdista y el derechista, dos hombres que se han convertido en los principales rivales políticos para el gozo de las audiencias, pero sobre todo para la salud democrática que debe privar, ya que como está visto, López Obrador, pese a ser el titular del Ejecutivo federal, no quiere dejar pasar ningún agravio del pasado y va por más.