
Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
En todas las metrópolis del mundo, la movilidad se ha convertido en una bomba de tiempo, toda vez que la oferta y la demanda de vehículos es libre, genera empleos, economía y bienestar. Por eso es que los gobiernos a cargo de las políticas de tránsito vial tienen el enorme reto de garantizar soluciones a corto, mediano y largo plazo que sirvan al propósito de generar bienestar entre los habitantes.
San Luis Potosí, su capital y su zona metropolitana, no pueden ser ajenas a esta realidad, pero en los recientes sexenios el esfuerzo económico y de gestión no ha sido suficiente para llevar a cabo una tarea que permitiría mejorar la calidad de vida de personas que día con día deben sacrificar más tiempo personal en sus traslados por vialidades saturadas, principalmente en las llamadas horas pico que se convierten en una frustrada utilización del tiempo que debería ser dedicado a la familia.
En la medida que se piense en las personas, esta situación tenderá a generar conciencia de la urgente necesidad de crear obras transexenales, alejadas de tintes políticos, que permitan iniciar la construcción -hasta su finalización- de obras viales que requiere la entidad para su desarrollo en varios sentidos, pero sobre todo, insistimos, por el bien de la gente. Tal sería el caso reciente de la ampliación de la carretera Valles-Tamazunchale, comenzada por el expresidente Enrique Peña Nieto y confirmada en su continuación por el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador.
Hay quienes reconocen esta decisión del tabasqueño como un gesto de buena voluntad para los potosinos, pero no es más que una determinación que debería normalizarse en los gobiernos federal, estatales y municipales de todo el país. El mejor ejemplo está, nuevamente, en la capital del estado, donde varios intentos por crear el Metrobus quedaron frustrados, con dinero público mal invertido y seguramente, actos de corrupción.
El otro pecado cometido por los gobernantes es la pérdida de tiempo en la toma de decisiones, pero sobre todo de acciones, para llevar a cabo las ideas. Es el caso de la famosa vía alterna, la cual está en el imaginario colectivo desde hace una década, un tiempo perdido, fallido, para todos.
En 2020 los augurios no son buenos en este sentido, porque no aparece ni un peso federal partido por la mitad para colocar siquiera la primera piedra de la vialidad que se requiere para desahogar la olla exprés que representa la carretera 57 y el distribuidor Juárez, pero si se impone lo que ha dicho López Obrador de hacer feliz a la gente, tiene la oportunidad de demostrarlo con esta obra y de paso dejar un legado. A ver qué dice su “dedito”.