Esquiroles de oposición, apoyan a Morena
Tal vez el utilizar el semáforo, una conocida señalización vial, como un símbolo de advertencia para catalogar la situación en la que se encuentra nuestra tierra en ésta pandemia, no sea una buena idea en el estado de San Luis Potosí, ya que los potosinos tenemos una relación muy sui generis con este símbolo urbano. No quiere decir que sea único y privativo de los potosinos, pero es fácil darse cuenta que el semáforo amarillo en Tunalandia es una de las directivas viales que menos se respetan. Veamos por qué.
El semáforo rojo es una clara advertencia y solo los peores transgresores lo ignoran, las personas que se pasan el “alto” (sin una situación de emergencia, claro) son lo peor de la sociedad y de igual manera en ésta situación de pandemia, donde se utiliza el semáforo rojo como una advertencia de quedarnos quietos, es solamente ignorado por las personas de la peor calaña, personas ignorantes, estúpidas, con una mentalidad francamente criminal.
Aunque en la señalización vial no existe el semáforo color naranja, podríamos comprender que existe en la pandemia esta posición como una advertencia suave pero clara de que como sociedad civilizada debemos hacer las cosas con suma precaución, y si se puede, evitar completamente salir de nuestras casas y presentarnos en comercios, antros, plazas, jardines, etc. El semáforo naranja fue más o menos respetado por los potosinos, debimos hacerlo mejor francamente, pero como nuestros ancestros precolombinos rudos, indomables y severos, algunos potosinos no hicieron caso y tuvieron sus fiestas, reuniones y salieron a las calles. Solo que el gobierno los protegió de su propia inconciencia e ignominia cerrando los lugares no indispensables, ustedes saben, antros y restaurantes.
Ahora el semáforo amarillo prácticamente exige la misma conducta que naranja y rojo de parte de los ciudadanos, es decir mantener la sana distancia, usar cubrebocas, lavarse las manos con agua y jabón y por supuesto desinfectarlas cuando sea posible, y por supuesto no salir de casa voluntariamente. Pero ahora en esta señalización dorada se está dando concesiones a los comercios y servicios, ya que se están peligrando, en una situación económica francamente desesperada por la crisis financiera previa a la pandemia y la acumulada durante este periodo. Es apabullante saber que muchos de los comercios locales han cerrado, perdiéndose empleo y desarrollo. Es una tragedia, pero es algo que ocurrió como consecuencia de las medidas tomadas para evitar muertes de los individuos que formamos esta sociedad. Actualmente como estado, sobrepasamos las dos mil muertes, un número mayor que los fallecidos en todo el Japón, el cual iguala en población a la República Mexicana, hagan cuentas, saquen proporciones.
Pero abriéndose esta oportunidad para el sector privado, y a sabiendas de que ni en el semáforo rojo los potosinos hicieron caso absoluto, es de esperarse que como lo hacemos en la señalización vial, la luz amarilla sea masivamente ignorada y esto es una situación preocupante. Si hemos hecho caso omiso a las advertencias en el semáforo anaranjado, en el semáforo amarillo podríamos caer en la triste consecuencia de un rebrote de la pandemia, lo cual es terrible solo de pensar.
Este monero desde su naufragio cuarentenario, ubicado en los altos de su domicilio donde ha colocado su área de trabajo junto a una cama normalmente destendida, le pide a sus amigos y lectores que por favor no olviden lo importante de tener un cuidado extraordinario en esta etapa amarilla, no debemos bajar la guardia, así como no debemos bajar la máscara cubrebocas, debemos mantener una distancia prudente de la ignorancia, así como debemos mantener una distancia sana de nuestros conciudadanos. No debemos olvidar el constante lavado y desinfectado de las manos, jamás tocar nuestros rostros, al menos fuera de casa. Toser y estornudar y de acuerdo con la nueva etiqueta social, es decir con la cara interna del codo. En lo posible debemos evitar salir de nuestras casas, tratar de hacer las salidas sin andar en grupos, tampoco en lugares concurridos, y hacer nuestra vida lo mejor posible, siempre vigilando estas medidas que nos han dictado los especialistas y científicos que han tenido voz en esta pandemia, puesto que no ha desaparecido el virus. Eso es algo que por ningún motivo debemos olvidar, aún estamos en peligro como individuos, por lo tanto, siguen en riesgo nuestras familias y por supuesto nuestra nación.
La humanidad entera sigue padeciendo este virus y sus consecuencias se viven de manera diferente en cada región del planeta. Así que cada gobierno debe de analizar las circunstancias y plantearlas de la mejor forma posible y con las mejores estrategias a los ciudadanos. Por su parte los ciudadanos deben ser conscientes y procurar cuidarse a sí mismos, proteger a los suyos y tener conciencia de lo importante de su papel como individuos en una sociedad. Hacer caso al gobierno, es lógico, razonable y correcto, nosotros los elegimos y les pagamos para que nos organicen y dictaminen los mejores cursos de acción.
Así que no olvidemos que el semáforo amarillo es nuestra señal para tomar la mayor precaución posible, con esperanza de alcanzar un desenlace menos horrible en ésta trágica e histórica catástrofe global. Pero no significa por ningún motivo que tenemos permiso de comportarnos como idiotas. Ahí les encargo mis queridos cohabitantes del orgulloso Estado de San Luis Potosí, seamos los mejores ciudadanos que se puede esperar que nuestra tierra genere, en esta época, de la que generaciones futuras hablarán con vergüenza o con orgullo según el resultado de nuestras acciones en conjunto.