El migrante, ser complejo
Javier Leyva Segura, es secretario de Estudio y Cuenta de la Quinta Sala B del poder Judicial en San Luis Potosí y su hobby es golpear mujeres.
Como todos sabemos, la división de poderes es la misma en las entidades federativas que para la Federación. Es decir, existe el Judicial, el Legislativo y el Ejecutivo. De todos ellos, el más oscuro e inescrutable es el Judicial. De los diputados y los funcionarios es más fácil conocerles sus transas y mala actuación, porque son personajes expuestos al escrutinio público y como juegan en la cancha política, la grilla en su entorno es el pan de todos los días.
No es el caso del casi sacrosanto poder Judicial, encabezado por Juan Paulo Almazán Cue, el defensor de oficio de Javier Leyva. ¿Tan bajo cayó? Como si fuera su personero, el ratificado presidente del Supremo Tribunal de Justicia dice que él no puede hacer nada respecto a Leyva, señalado no una, sino dos veces, de atacar con violencia a su exesposa y a su expareja, 20 años más joven que él, con una prometedora carrera en el ámbito artístico, hoy marcada por este hombre que goza de la protección de su jefe.
Almazán, como buen papista, alega que si Leyva actúa de esa manera en su vida privada, mientras no afecte su actuación en la Quinta Sala B, no pasa nada. Que golpee a las mujeres que quiera, qué caray. Es una aberración para la justicia la postura de su principal abanderado.
No solamente está mal Almazán Cue, el principal abogado de Leyva, sino las leyes que permiten que alguien acusado -con pruebas- de su conducta nada intachable, por más que no haya recibido una sentencia de culpabilidad, ni siquiera sea sujeto a una separación administrativa, como ocurre con los propios jueces, para arreglar sus problemas. Y ni modo que Almazán no sepa quién es Leyva, si hasta su currículum dio a conocer.
Muy cuestionable la actuación, qué decimos actuación, la inacción de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y la de Atención a Víctimas, en esta clase de agravios.
Javier Leyva Segura sigue libre, pese a ser un presunto delincuente en San Luis Potosí, estado sumado a la Alerta de Género.
Leyva está listo para festejar el fin de semana su tremenda influencia, miren que doblar al propio presidente del Supremo Tribunal nada más porque tiene carrera y es personal de base, está para pensarse. Dinero no le faltará, gana 28 mil pesos mensuales y tiene prestaciones fabulosas: cuatro tipos de aguinaldo, nueve distintos bonos, dos diferentes despensas, hasta una lana por vida cara.
Con razón se cree muy macho.
¿Y la austeridad en el poder Judicial, a cargo del abogado de Leyva, Almazán Cue?
Esa tampoco existe.
Y luego nos quejamos de la (in)justicia.