Libros de ayer y hoy
El presidente López tiene (i) legitimidad de origen para acceder al poder –30 millones de votos, de 89.3 millones de empadronados-, que empezó a ejercer el día siguiente de la elección. Hubo (ii) legitimidad de la legalidad electoral por reglas claras, aplicables y aceptadas por todos, y anteriores al proceso electoral -entre éstas, duración del mandato-. (Democracia formal o adjetiva). El tema aquí es (iii) la legitimidad en el ejercicio del poder: consiste y se mide por la obtención de bien público temporal, en cada momento concreto de la historia (democracia sustantiva o de contenidos económicos, sociales, educativos, ambientales, políticos). ¿El ejercicio del poder hoy ha mejorado bienestar de mexicanas y mexicanos?¿Hay más desarrollo material y espiritual que antes? Percepciones subjetivas aparte, hay mediciones técnicas y científicas previstas.
La Constitución establece órganos autónomos –poderes- que deben evaluar periódica y públicamente resultados de gestión gubernamental: Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Auditoría Superior de la Federación, INEGI, Banco de México. (CNDH, secuestrada). También evaluaciones y controles de Poderes Legislativo y Judicial, del INAI, Universidades, así como de medios de comunicación -nacionales y extranjeros-. Destacan instituciones privadas: México Evalúa, Red Rendición de Cuentas, Transparencia Mexicana, e instituciones internacionales (OCDE, CEPAL o financieras) que con reconocido rigor técnico también evalúan y califican diversos aspectos del ejercicio del poder. Y por supuesto, es deber y derecho ciudadanos estar informados, procurar transparentar dicha gestión, y exigir rendición de cuentas. Derecho humano es exigir se legitimen en el ejercicio del poder a quienes votamos; nos la deben.
A evaluaciones en materia de seguridad y crecimiento económico ya difundidas, últimos días se han agregado otras sobre gestión del gobierno federal, y especialmente ante la crisis de pandemia, que debemos atender para evitar más dolor y deslegitimación, más con sistema de salud rebasado –desapareció Seguro Popular, hay subejercicio de presupuesto de salud-; y empleos se pierden: más de 347 mil, del 13 de marzo al 6 de abril: ¡más que todos los generados en 2019, los más bajos de toda la década! Aumentan riesgos y miedo de violencia (encuesta de INEGI de marzo registra 73.4 % de mexicanos perciben inseguridad; aumentó particularmente de mujeres). Circulan comparativos de gobiernos del mundo de programas para salvar empleos de pequeñas y medianas empresas, en los que México –siendo de 20 economías mayores del mundo-, cae al 53º lugar en salvamento. El presidente no quiere posponer proyectos que costarán 513 mil millones de pesos (2 % del PIB): Aeropuerto, Refinería, Tren Maya (cuestionados además por daños ecológicos), y que es necesario redireccionar para solventar actual crisis. La nota soberana de México fue degradada por falta de crecimiento económico; y Pemex viernes pasado fue degradado en su calidad crediticia “por altos riesgos de negocio y liquidez” (Moody’s, S&P Global, Fitch Ratings), deterioro que obligará al gobierno a garantizar su solvencia ante acreedores, y a fondos a vender sus bonos “chatarra”. CFE igual.
Condición posibilitadora de legitimación en el ejercicio del poder es hoy atender propuestas diversas de un Acuerdo Nacional para resolver bien pandemia (primero, con anticuerpos de solidaridad) y, al mismo tiempo, para cuidar empleos e ingresos de millones de mexicanos y evitar desaparición de empresas, reactivando economía. Con sano realismo enfrentemos crisis, sin descuidar vulnerabilidades. El papel del gobierno, aquí como en el resto del mundo, es fundamental, porque tiene el monopolio de fronteras, aduanas, impuestos, fuerza pública, persecución de delitos, y conducción política. Ciudadanos unidos debemos hacer que presidente rectifique: se desprenda de obsesiones y necedades, asuma liderazgo veraz, incluyente (sin insultos, descalificaciones ni esquemas caducos; y cuidadoso del medio ambiente). No agreguemos crisis política por polarización irreversible, sería devastador. Seamos artífices de historia común promoviendo ese Acuerdo que impida gobierno deslegitimado en ejercicio del poder por causar mayor dolor evitable.