Economía en sentido contrario: Banamex
México es un país grande, no solo en población, 130 millones de habitantes; no solo en importancia económica, a pesar del desastre desde 2018 seguimos dentro de las principales economías del mundo; no solo en sus personas, los profesionales de la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, somos valorados en muchas latitudes, así como en otras actividades.
No así el gobierno actual, ese no es, ni por mucho, grande.
Una muestra de lo pequeño de la actual administración federal es reiterada, no exclusivamente, en materia de CTI.
CONACYT publicó la lista, dice que habrá mas, con 84 personas becadas al extranjero para hacer estudios de posgrado en todas las áreas de conocimiento habidas y por haber.
El número, por mas ridículo, es algo como 10 veces menor al promedio por cohorte de becados hasta antes de 2018; incluso algunos años alcanzábamos cifras muchos mayores.
Si bien el programa de becas al extranjero es importante, esta columna opina que es complementario al programa de becas nacionales; en ambos casos permiten que individuos nacionales mexicanos realicen sus vidas de manera digna, pero, también, propician las condiciones de sostenibilidad social para perseverar en la generación y aplicación conocimiento, así como el desarrollo de soluciones que México demanda.
Este número de becas otorgadas por CONACYT se combina con otras decisiones como el deficiente número de apoyos posdoctorales –ineficiente por escasos, tardíos y de pésima administración-, y lo mismo para los programas de becas nacionales.
También se agrega a las decisiones en relación al Sistema Nacional de Investigadores, el cual ha recibido una presión nunca vista a partir de ocurrencias como la prelación; el caso de una de las áreas donde la prelación mas alta, se dijo en una reunión, será sólo si reportan patentes.
Es argumentativo, lo que está detrás del velo es la presión desintegradora a ese sistema nacional.
Para empezar, no todo mundo tiene patentes, pero sí hay quienes generan conocimiento fundamental de alta calidad cuyo grado de madurez aun no se alcanza para que se otorguen derechos de patente por invenciones.
Aun para quienes logren ser inventores de títulos de patente no hay políticas publicas claras.
Diversas preguntas emergen, entre ellas las siguientes: ¿pueden servidores públicos, que sean inventores, crear empresa a partir de sus invenciones patentadas cuando éstas sean propiedad pública federal?, ¿cuáles son las políticas públicas y regulaciones en este sector para el licenciamiento de los derechos de patente cuando sean públicas?, ¿quién medirá de manera consistente y confiable los beneficios financieros?, ¿cómo se distribuirán los remanentes, regalías o réditos, según el caso, creados por el licenciamiento de una patente?, ¿las instituciones recibirán parte de los recursos o serán acaparados para obras prioritarias de alguna ideología?
Nada de lo anterior ha sido discutido, algunas instituciones tienen lineamientos, pero nada regulado consistentemente en ámbito federal o nacional, para las instituciones públicas, las de educación superior o los centros públicos de investigación, ya sean coordinados por CONACYT o no.
En el mismo sentido, el otorgamiento de 84 becas al extranjero en esta cohorte es la nulidad de las políticas públicas en la formación de nuevos cuadros para la CTI; así como en distintos programas.
Ya lo hemos dicho aquí, es importante reiterarlo, costará decenios restaurar la condición que la CTI tenía en México al 2018; y mire usted que aquella no era la mas eficiente.
Una preocupación que complementa la debacle es que diversos organismos han pronosticado una recesión mundial, en algunos países será mas grave; México es una preocupación en el mundo por ser un país grande y altamente globalizado.
Una característica de recesión es la falta de empleo, la CTI no estará sustraída de esa realidad; por lo que se prevé un escenario agravado en recursos humanos altamente capacitados.
¡Caray!, cuánto daño ha hecho esta administración pública federal.