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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de septiembre de 2021.- En el actual contexto pandémico, el ejercicio de la ética empresarial se ha convertido en un requisito indispensable para las compañías, pues si ésta logra conducir todos los aspectos del negocio y si se transmite a los grupos de interés de la organización (accionistas, cuerpo directivo, empleados, clientes, socios comerciales, proveedores, sociedad en general), ayudará a construir una buena reputación, a generar confianza en la empresa y a fortalecer el compromiso social de la empresa, aun en contextos adversos como el que actualmente vivimos.
Las prácticas para fomentar la ética en las empresas se establecen mediante códigos o programas de ética que contienen las normas de conducta que todas las personas en la organización deben cumplir. Estas normas ayudan a orientar a las personas para tomar decisiones y hacer lo correcto aun cuando nadie observe lo que hacen al interior y exterior de la organización. Y cuando los colaboradores empatan sus valores y su ética personales con los de la empresa, se puede promover de una manera más efectiva el cumplimiento de la ética a nivel organizacional. Por eso lo ideal es que desde el momento del reclutamiento se busquen colaboradores que no sólo tengan la experiencia, conocimientos técnicos y compromiso, sino que además tengan ciertas actitudes o valores congruentes con los valores de la empresa. Esto permitirá contar con una fuerza de trabajo más motivada y alineada.
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