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SAN LUIS POTOSÍ, 14 de junio de 2020.- La fachada recién pintada de la capilla de Santa Cecilia y el entusiasmo de Claudia haciendo labores de albañilería, son lo único destacable tras ascender 300 metros desde la carretera, por la calle que nace a un costado de la primaria Niños Héroes, en esa búsqueda de los pregonados avances en la construcción de la Universidad Benito Juárez.
El pequeño templo en la Primera Sección de Tampate –justo detrás del viejo aljibe- sirve como una primera bodega de varillas y castillos para cimientos, muchos de los cuales fueron manufacturados por la joven indígena, quien asegura no le pesa hacer un trabajo que algunos considerarían reservado a los hombres.
De sus tres compañeros, uno de ellos accede a comentar, escuetamente, que “ahí bajando”, es donde se levantará la mencionada institución. Doscientos metros en descenso, a la derecha, hay una edificación particular, tan enorme y sofisticada que -a la primera- confunde.
“No, ahí no es”, aclara uno de los vecinos, y luego indica el sentido opuesto, donde no se ve nada relacionado con el proyecto: Solo maleza creciente en medio de palmeras silvestres
PALMERAS, MALEZA Y ABANDONO
“Es todo eso que está desmontado” precisa; y avanzamos por un abandonado camino de terracería otros 100 metros, donde encontramos a Santos Ricardo, haciendo de todo un poco, frente a una armazón de horcones forrada con plástico negro y grueso, techada de lámina y circundada de malla ciclónica, intentado hacer las veces de una segunda bodega. “Apenas esta semana empezamos”, afirma el trabajador.
Frente a él, otras varillas y castillos yacen abandonados temporalmente, porque Santos afila una estaca pintada en color naranja, que colocará para marcar el perímetro donde será la citada escuela de educación superior.
Por ahora, ese pedazo de madera en medio de una irritante hiedra silvestre (conocida como “mala mujer”) es la única referencia cercana al rimbombante anuncio efectuado hace un año en su visita a este municipio, por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La realización de la obra parece algo mucho más complicado que subir esa ladera donde (se supone) algún día habrá bullicio y movilización estudiantil aprendiendo ingenierías y licenciaturas. De momento solo mariposas en verde fluorescente que revolotean por docenas, acompañan el andar del reportero por el abandonado lugar, y un perro en la cumbre rompe el silencio, alebrestado debido a la presencia desconocida, sin dejar de ladrar.
Quizás lo único que vale la pena destacar –si ese fuera el caso- es que media decena de nativos (incluida una mujer) de la localidad más grande de esta municipalidad ahora tiene trabajo a la mano, y enfundados en chaleco con franjas fosforescentes, realizan afanosamente y con orgullo su tarea, que les provoca sudor debajo de aquel casco azul de plástico, pero al mismo tiempo los hace sentir parte de algo grande, que tal vez algún día, llegará; pero que ahora, no tiene forma de nada.
SEDE ALTERNA DESATENDIDA
En la cabecera municipal el panorama de desolación no varía demasiado, un contingente que no supera el medio centenar de alumnos, no llenan tres salones del deteriorado Centro Cultural, un sitio que desde su edificación -hace menos de una década- ha estado condenado al abandono y al deterioro, con filtraciones en el techo (que manifiestan su decadencia en la manchada pintura exterior) y también anegaciones en el piso (que propiciaron su desprendimiento).
La informalidad de las clases igualmente es manifiesta: Una carencia y profesionalismo de maestros, que redunda en el desinterés de los educandos, más preocupados en deambular por el exterior, celular en mano haciendo llamadas o enviando mensajes; o entretenidos con el vendedor de frituras y de comida chatarra, que a bordo de un triciclo sombrea la charla con un gigantesco parasol (hubo quien hasta sacó una silla del aula).
ENCARGADOS GUARDAN SILENCIO
Entre tanto, la subdelegada de programas federales en la Huasteca Sur, Briseida García Antonio, y los directivos de la –llamada- Universidad (Para el Bienestar) Benito Juárez instalada en éste municipio, han guardado silencio ante los duros cuestionamientos por su falta de validez oficial en sus estudios y la evidente carencia de infraestructura adecuada para una escuela de nivel profesional.
Una reciente investigación de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), calificó que el modelo -en general- tiene relevantes carencias, y cita los casos de las dos instituciones ubicadas en la entidad potosina: Rayón y Aquismón, ésta última apenas cumple el 28.8 por ciento de los requisitos; con una matrícula que no llega a cincuenta alumnos y un número decreciente ante la decepción de algunos de los estudiantes, que desertan.
En este municipio solo están las promesas del presidente López Obrador en su visita del año pasado, un terreno donado pero inoperante en la primera sección de Tampate, y el recuerdo de escaramuzas con las autoridades de esa localidad por motivos políticos, lo que los orilló a dejar el edificio del Juzgado Auxiliar –donde funcionaban inicialmente- para exiliarse en las instalaciones del defectuoso Centro Cultural.
Moisés Bautista Castillo, uno de los enlaces de la Universidad, cuestionado al respecto prefirió reservar una declaración oficial para otros tiempos cuando el proyecto esté más avanzado.
La realidad es que hasta el momento, la cacareada idea del Gobierno Federal más bien parece estancarse o ir en retroceso, comenzando porque –a diferencia de otras universidades de la comarca- ha replegado sus tareas de promoción, porque no tendrían donde meter al alumnado.
“OTROS DATOS”
Cuestionado respecto al estancamiento del proyecto, el delegado de programas federales en San Luis Potosí, Gabino Morales Mendoza, emuló al Presidente y se desmarcó de las críticas por el abandono de la Universidad.
Ahora sí que como dice el Presidente: Yo tengo otros datos, ya iniciamos la Universidad de Aquismón (…), tenemos matrícula de estudiantes, tenemos profesores, ya arrancamos”, aseveró.
Todavía en reciente visita a Ciudad Valles, lanzó el reto a reporteros: “Los voy a invitar a que vayamos, si quieren vamos a dar una vuelta para que vean los avances que ya tenemos, yo los acompaño o me acompañan un día de éstos, vamos (…) para que vean, ya se avanzó bastante, están los arquitectos, ya se está aplicando el recurso”.
Pero lo cierto –como pudimos constatar- es que dicha propuesta, solo serviría para ir a observar gallinas corriendo entre la maleza.