Cae hombre desde un edificio y casi impacta a niño que jugaba con su scooter
La definición de “chivos en cristalería” viene del refranero popular y hace alusión a quienes, a su paso, lo destruyen todo.
Sin embargo, en el caso de las y los políticos, la expresión de “Chivo en cristalería” se aplica a las declaraciones disparatadas o descocadas que, de tanto en tanto, lo mismo exhiben el talante locuaz de una mujer o de un hombre que se desempeñan en el poder público.
Y viene a cuento el tema, a propósito de las disparatadas declaraciones del presidente electo, Donald Trump, y de las no menos descocadas respuestas de la presidenta mexicana, la señora Claudia Sheinbaum.
Pero vamos por partes.
Como seguramente saben, de manera repentina, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que México “está esencialmente dirigido por los cárteles” criminales. “México es un país muy peligroso y no podemos tolerar eso”, sentenció.
Desde su casa de campaña, en Mar-a-Lago, el mandatario de EE. UU. insistió en su crítica a los migrantes y que México debe detener a millones de indocumentados, de lo contrario impondrá aranceles.
Pero fue más allá en sus provocaciones, cuando dijo que propondrá cambiar el nombre al Golfo de México, el que pronto se llamaría: El Golfo de América.
Pero no fue todo, ya que Trump también dijo que su gobierno buscará recuperar el Canal de Panamá y que insistirá en que Canadá se convierta en el estado número 51 de la Unión Americana.
¿Qué está pasando con el presidente norteamericano?
¿Por qué la repentina y reiterada provocación a sus socios comerciales, como México y Canadá?
Está claro, para todo aquel que ha seguido los escándalos que rodean al mandatario norteamericano, que las disputas discursivas contra México y Canadá no son más que vulgares “cortinas de humo”.
Es decir, se trata de un puñado de provocaciones mediáticos que pretenden desviar la atención del mundo sobre el verdadero escándalo que veremos a partir del próximo viernes cuando un tribunal de Nueva York convierta a Trump en el primer presidente sentenciado y convicto en la historia de EE. UU.
En pocas palabras, Trump lanza una guerra declarativa que intenta ocultar el escándalo de que será el primer criminal que se convierte en presidente norteamericano.
Pero no es menor el escándalo en México, en donde parece que no hay nadie que le explique, a “la señora presidenta”, que no puede engancharse en las provocaciones y las bravatas de un locuaz como Trump.
Y si dudan del infantilismo de la presidenta, así le preguntaron en la mañanera del pasado martes: “presidenta, es una acusación muy grave lo que dijo Trump, de que en México gobiernan los narcos”.
Y así respondió Claudia Sheinbaum: “Sí, pero le informaron mal al presidente Trump; con todo respeto, ya no gobierna Calderón, en México gobierna el pueblo”.
Sin embargo, “la señora presidenta” olvidó que, en su momento, AMLO dijo que “los narcos también son pueblo”.
Y es que, le guste o no a la presidenta, lo cierto es que todo el mundo conoce la alianza perversa entre los gobiernos de Morena y los cárteles criminales; alianza que incluso la llevó al poder.
Pero, sobre todo, agencias norteamericanas como la DEA y el FBI tienen documentada la participación de las mafias criminales mexicanas en la política y en gobiernos como los de Sinaloa, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Chiapas, Tabasco y otros, lo que ha convertido a nuestro país en uno de los menos seguros y más peligrosos.
Pero no fue todo. En respuesta a la advertencia de Donald Trump, de que propondrá cambiar el nombre al “Golfo de México” por el de “Golfo de América”, la señora Sheinbaum se volvió a enganchar y replicó que “se oye bonito llamarle América Mexicana”, al tiempo que exhibió un mapa de hace siglos, en el que se consigna tal nombre.
Y por eso la pregunta obligada: ¿Quién asesora a la presidenta, en materia de relaciones exteriores? ¿No hay nadie que le explique que no puede seguir haciendo el ridículo?
Al tiempo.