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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 18 de junio de 2025.- La noche del 24 de octubre de 2010, Luis Arturo Mota Rojas, escolta de la entonces alcaldesa priista de San Luis Potosí, Victoria Labastida, recibió una orden: presentarse en la Unidad Administrativa Municipal. Salió de su casa y nunca regresó.
Casi 15 años después, no hay avances en la investigación ni respuestas oficiales. El caso de Luis Arturo, policía municipal en funciones, representa uno de los episodios más escabrosos de desapariciones forzadas en la capital potosina.
Su madre, Elvira Rojas, denunció que el entonces director de Seguridad Pública, Juan Felipe Sánchez, le pidió mentir sobre el paradero de su hijo.
Le sugirió decir que no estaba en funciones para que la búsqueda fuera “más fácil”. Accedió por desesperación, pero esa decisión solo entorpeció el proceso judicial.
Tiempo después, Elvira ratificó la denuncia y aclaró que su hijo desapareció dentro de un edificio público, mientras trabajaba. La respuesta fue el hostigamiento: llamadas intimidantes, vigilancia con camionetas y amenazas contra su familia.
Durante meses, Elvira se aisló para proteger a sus otros hijos.
La entonces alcaldesa Labastida nunca se acercó a ofrecer apoyo. Ninguna de las administraciones posteriores lo hizo.
En un giro irónico, le ofrecieron trabajo como intendenta en el mismo lugar donde desapareció su hijo. Le prometieron seguro y liquidación. Nunca recibió nada.
La carpeta de investigación sigue congelada.
Nunca se solicitaron los videos de seguridad de esa noche. Tampoco hay respuesta oficial sobre por qué Luis Arturo fue citado ni qué ocurrió al interior del inmueble.
Hoy, Elvira pertenece al colectivo Voz y Dignidad por los Nuestros. Ha buscado en cerros, fosas y campos, con la esperanza de encontrar rastros de su hijo o de alguien más. “Aunque no sea él, que al menos otra familia lo recupere”, dice.
El hostigamiento no ha cesado. Desde su centro de trabajo le impiden salir a buscar. La fiscalía nunca exigió los videos, el ayuntamiento nunca los entregó.
“Si ellos no quieren buscar a mi hijo, al menos que me dejen buscarlo yo. No pido tanto. Solo un día para hacerlo”, afirma Elvira.
Luis Arturo era padre de familia, hijo mayor y sostén económico del hogar.
Hoy su nombre es parte de una carpeta olvidada, pero su madre insiste y no cesará, aunque se le vaya la vida tratando de hallarlo.