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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 1 de enero 2021.- Un refugio para mascotas de Laredo Texas, ofreció cuidar y buscar un hogar a Covito, un perro que se quedó sin su dueña, debido a que murió a causa del Covid 19 en un hospital de Tamaulipas y el cual fue bautizado por los internautas como el Hachiko mexicano, por la similitud de su historia con el can japones.
En febrero, la dueña del can ingresó al hospital Solidaridad de Tamaulipas, ya que fue diagnosticada con Covid 19, y él permaneció afuera del nosocomio a esperarla, sin embargo, nunca salió pues en noviembre murió por la enfermedad y desde entonces el perro no dejó de presentarse al nosocomio, para esperar a su dueña.
Los trabajadores del hospital Solidaridad, observaban como todos los días el perrito esperaba tranquilamente en la puerta de entrada a su dueña y con el pasar de los días, al no tener más información del pequeño, decidieron ponerle Covito.
El can recibía a toda persona que saliera del hospital, tanto al personal médico, como del aseo, siempre con una sonrisa y acompañándolos en la entrada. Los trabajadores del nosocomio le daban alimento y cuidaban de él mientras permanecía esperando a las afueras del recinto pues luego de la muerte de su dueña se convirtió en un perro callejero.
El departamento de seguridad por su parte, observa las señales de afecto que les dan trabajadores y gente externa a Covito, mientras piden que no llamen a la perrera.
La historia se volvió viral y cientos de internautas mostraron su empatía por el can y por la historia trágica que le rodeaba.
Sin embargo, el 28 de diciembre, Kendra Hernández, miembro de un refugio para mascotas en situación de calle Paws On Board Rescue Support, dirigido por Angie Ancira y Tony García, se enteró de la historia de Covito desde Laredo, Texas y se dio a la tarea de darle un hogar ante el frio y la época invernal que se avecinan, al mismo tiempo que darle una mejor calidad de vida.
Por su parte, el personal de salud del Hospital lloró la partida de Covito, pues durante muchos meses se encargaron de darle alimento y un lugar donde dormir.
Con lágrimas y la promesa de encontrarle una familia que lo quisiera tanto como él a su dueña, Covito partió a Laredo Texas para establecerse en su nuevo hogar.