Resurge Veracruz; protagonista en Fitur 2025
El presidente López Obrador ha usado y abusado de la expresión golpista. Después de más de un siglo vive el trauma del golpe de Victoriano Huerta contra el gobierno de Francisco I Madero. Remite con frecuencia al apóstol de la democracia, particularmente, cuando hace referencia a la prensa golpista, que sí existió en aquel entonces, y a la que ahora así la refiere para evitar el escrutinio público a que todo gobierno debe estar sujeto en una democracia.
Golpe de Estado significa hacer caer a un gobierno democráticamente electo. A la vista de todos, con connivencia de las autoridades de la Ciudad de México y la complacencia de muchos, la jueza Elma Maruri Carballo acaba de echar del poder a Sandra Cuevas de la alcaldía Cuauhtémoc. Las medidas precautorias dictadas por la funcionaria judicial en un polémico caso implican separar del cargo a quien fue electa por el voto democrático. Puede más la discrecionalidad de la jueza que el sufragio mayoritario.
Se ha discutido mucho el fuero procesal de los funcionarios. Acabar con él parte de un sentido justo de la igualdad jurídica ante la ley y de evitar el abuso documentado; y de que conspirar desde el poder contra el funcionario electo remitía a un pasado lejano. El caso de la defenestración de Sandra Cuevas le da actualidad. No se trata de proteger a la persona, sino a la función que justo ahora se afecta.