Rómulo, baja colateral en la pugna de Américo y Cabeza de Vaca
No es propio que el sacerdote Alejandro Solalinde sea quien anuncie un cambio del gobierno en el trato a los migrantes a partir de la tragedia en el centro de detención de Ciudad Juárez. Los hechos dramáticos dejan expuesto al país y a las autoridades en dos aspectos centrales de la migración: la política gubernamental mexicana sometida a las necesidades políticas y electorales del vecino al norte y el inhumano trato del país a los migrantes deportados o a quienes llegan a territorio nacional en espera de alcanzar su destino final: EU o Canadá.
El gobierno de Trump o de Biden por igual ven en México la solución a un fenómeno sumamente complejo que excede la capacidad del país huésped de atenderlo en términos razonables. De por medio hay un problema humanitario que ninguno de ellos dos ha tenido la capacidad de atender y resolver, en su lugar han optado por presionar de mala o buena manera al presidente López Obrador bajo dos ficciones: la migración se puede detener y EU puede transitar venturosamente al futuro sin migrantes.
Más información en: Quadratín México