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CIUDAD VALLES, SLP., 9 de mayo de 2019.- Nadie tiene hasta el momento el registro de marca, el bordado tének original hecho con los colores, verde, rosa, naranja y rojo, es parte de la cultura Huasteca, parte del patrimonio cultural, sin embargo a últimas fechas, diseñadores de la Huasteca, utilizándolo como base, lo han estilizado y prefabricado, ganando jugosas ganancias aprovechando el boom de lo étnico, pero en el caso del producto artesano la mujer que teje por horas para poder comer sigue recibiendo una miseria por su arte.
En el colmo de los casos, en redes sociales la prestigiada diseñadora de Novias Verona y Hortensia Carreón Torres, quien se dice distribuidora de Bordados Kakam, tomaron el Facebook de ring, argumentando la primera que se robaban sus diseños y hasta su línea de marketing que incluía fotografías y trabajo de estilistas y demás, por su parte Hortensia Carreón señalaba que ella ha podido colocar estas prendas en el extranjero y que le debían de agradecer, para las dos, son disputas comerciales por miles de pesos, pero para artesanos como Ana Irma Portilla, el tejer es la oportunidad de ser productivos, de soñar con mejorar sus ingresos y mantener viva su cultura.
“Yo tardo hasta quince días para bordar una blusa, por la que me pagan apenas quinientos pesos, mi trabajo artesanal ha sido reconocido por gente de diferentes estados de la república e incluso del extranjero, son puntos contados y por el revés nada de nudos ni patas de araña todo por un solo lado, yo he tenido la oportunidad de bordarle un traje completo al Papa Francisco, y eso ha sido una gran bendición, eso es verdaderamente un orgullo, lo que hacen las diseñadoras de Valles y de otros lugares de la Huasteca es sólo usarnos, son una farsa, porque no saben distinguir el bordado tének del punto de cruz, ni el significado de cada figura e incluso ni bordan”.
La artesana huasteca, quien aprendió desde su abuela el bordado y ha sido maestra de este oficio, señala que las diseñadoras son las que han aprovechado esta moda de lo étnico, pues a las artesanas les siguen regateando las prendas, “nos traen vestidos en blanco lisos, o blusas cuadras sin ningún diseño , lo que la enaltece es el bordado que nosotros hacemos, pero a nosotros no se nos reconoce, porque somos las obreras, ojalá hubiera un padrón de bordadoras y se nos diera el lugar que nos pertenece”, señaló la conocida artesana del municipio de Tanquián.