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RIOVERDE, SLP., 3 de diciembre de 2019.- En 40 años, la educación especial en México ha pasado de colocar a niñas y niños con discapacidad o condiciones especiales en una burbuja, a ofrecerles el derecho a la educación inclusiva, porque lo importante es que se visibilice la discapacidad en las aulas, en la casa, en la sociedad, dijo el supervisor de la zona escolar 04 de educación especial, Julio Méndez Niño.
“Estábamos trabajando con escuelas que atendían una sola discapacidad y contábamos con grupos de apoyo adentro de la primaria, pero se atendía a repetidores de primero o segundo año; concebidos como niños con problemáticas educativas”, expuso.
Méndez Niño, dijo que actualmente los Centros de Atención Múltiple, conocidos antes como Escuelas de Educación Especial, preparan a los niños con herramientas diversas para que puedan insertarse en los grupos de primaria o secundaria, algo que antes era imposible, pues se quedaban toda la niñez ahí sin un futuro prometedor.
El seguimiento entonces, se da a través de las Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER), y se busca que los niños egresados de los CAM continúen sus estudios en las primeras donde se ofrece esta asesoría, que más que individualizarla a cada caso, se busca que los profesores adquieran las aptitudes para desarrollar una educación inclusiva.
“El medio donde se debe desarrollar el alumno debe ser en el mismo entorno grupal”, sentenció.
Pensar en el CAM como una institución transitoria, es un cambio de visión; el objetivo es que sigan sus estudios en el sistema regular o en el Centro de Capacitación de Educación Especial (CECADEE) y que sean útiles para la sociedad.
Recibimos alumnos con cualquier discapacidad y problemática, esto nos hace el trabajo más complicado porque no es fácil atender una complejidad de condiciones en los niños que van desde el espectro autista hasta otra discapacidad intelectual.
Actualmente, el 80 por ciento de los menores de edad que se atienden son por discapacidad intelectual, entendiendo el problema que enfrentan con un coeficiente intelectual bajo y por ende que no tiene el mismo rendimiento académico.
“Somos indolentes o ajenos a la discapacidad porque creemos que no nos va a pasar nada”, dijo en torno a aquellos que por un accidente o una enfermedad puede contraerla.