Entre amenazas y tensiones eligen a Alcaldesa interina de Tancanhuitz
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., a 25 de marzo de 2019.- El periodo vacacional de Semana Santa, que comprende del 14 al 20 de abril, es la época ideal del año para conocer no solamente los parajes turísticos que ofrece la región huasteca de la entidad potosina sino también las tradiciones culturales, así como gastronomía en cada uno de los 20 municipios que lo integran.
Con olor a tierra húmeda por el sereno de la mañana, mezclado con el aroma a café de olla, zacahuil, bocoles, enchiladas y cecina, entre otros platos típicos de la región, el turismo puede disfrutar por las mañanas de los parajes turísticos, ubicados principalmente en los municipios de Tamasopo, El Naranjo, Aquismón y Xilitla.
Pero, en la región huasteca, también se puede disfrutar de la riqueza cultural, la cual se acumula durante Semana Santa, donde destaca, la tradicional Toreada Sagrada en Tanlajás; el ritual de los Voladores de Tamaletom, así como los Diablos, ambos, en Tancanhuitz.
La Toreada Sagrada de Tanlajás, es una de las tradiciones más impresionantes que se aprecian en la huasteca, consiste en la pelea simbólica entre el bien y el mal. El mal, interpretado por un hombre, o una mujer, viste con camisa a cuadros, pantalón de vestir y zapatos negros o color café; quienes tapan su rostro con una máscara tallada a mano, elaborada de cedro, y que simula algún animal, usualmente, asemejando a un jabalí, o a algún animal mitológico, mismos que portan un chirrión, o chicote, como lo llaman los pobladores, es un látigo que en su punta, tiene un hilo de cuero.
Este es retado por un toreador, personalizando al bien, quien, armado con valor y con una especie de espada de aproximadamente 60 centímetros de largo y dos de ancho, entra al ruedo a torear a quien personifica al mal, debiendo parar los chicotazos con el instrumento con el que se le dotó al inicio, pero también con movimientos rápidos debe golpear la máscara para aturdir al diablo, debiendo cuidar de no recibir los golpes del chirrión, para evitar terminar con heridas profundas y sangrantes que se ocasionan.
En tanto, en Tancanhuitz, se ofrece en el Centro Ceremonial de Tamaletom, ubicado a dos kilómetros de la cabecera municipal de Tancanhuitz, los Voladores, protagonizarán su tradicional Vuelo del Gavilán, una danza que se practica desde tiempos ancestrales, aproximadamente desde el año 600, antes de Cristo, en el que amarrados por una cuerda y sin ninguna otra protección más que sus rezos a distintas deidades, como lo es el Dios del Maíz Dhipaak, donde con la audacia y valor, los protagonistas se lanzan de un mástil de 15 metros de altura, representando el vuelo de los gavilanes, mientras al fondo suena una melodía tének producida por una flauta de carrizo, cuyo ritual, desde el 2009, es considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Es este mismo municipio, en el que durante toda la Semana Santa, cada noche, saldrán a la plaza los huehues, que son personas disfrazadas con máscaras de hule con figuras de diablos, animales mitológicos, payasos, políticos, la muerte quienes salen a mojar a los asistentes. Pero hay otros, los Diablos Mayores, que portan una máscara de casi un metro de altura, elaboradas de madera de pemuche, adornadas con barbas, orejas y cola de vaca, así como dientes de jabalí y cuernos de toro, en colores originalmente rojo y negro, vestidos con camisa y pantalón vaquero, chaparreras, espuelas y lazo, persiguen a quienes los torean, logrando lazarlos para después ser exhibidos atrapados en la riata, mientras los huehues lanzan cubetadas de agua, fiesta que atrae a miles de visitantes que regresan a sus lugares de origen extasiados con la cultura huasteca.
Sin embargo, en el resto de municipios, también se ofrecerán otro tipo de espectáculos, el baile típico de la región, el huapango, tal es el caso de Tamazunchale y Coxcatlán, donde las autoridades lanzaron ya convocatorias para un concurso, en el que la pareja de bailadores, con sus trajes blancos y calzado al mismo tono, se encargarán de zapatear al unísono el ritmo de los sones en una tarima que hace que el paso suene fuerte, cuya música, tocada por tríos compuestos por una guitarra, violín y arpa.
Las damas, oleando el vuelo de su falda, con el colorido bordado del quexquémetl, en el que se aprecian las figuras de la fauna que predomina en cada municipio y de la flor de la región, Canhuitz, cuyas mujeres se coronan con un petob con la luminosidad del verde bandera, rojo quemado, rosa mexicano y anaranjado vibrante, enjoyadas con un collar de cuentas de papelillo y aretes de fantasía en un color oro brillante; mientras que los hombres, ataviados en una guayabera y pantalón blanco, paliacate rojo amarrado al cuello, sombrero costeño y botines blancos.
Es por ello, que este año, todos los municipios de la región huasteca se preparan con diferentes actividades, en la que se espera la llegada de más de 20 mil turistas.