Estudiante mata a su novia durante una clase en Bolivia
Una tradición extranjera que tuvo su punto más álgido en algunos estados de México hace años, es el Halloween, de origen en los antiguos pueblos celtas que habitaban en Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia, donde acostumbraron a realizar ceremonias especiales para festejar el final de sus cosechas a finales del mes de octubre.
La migración de pobladores europeos hacia Estados Unidos, sobre todo de irlandeses católicos, trajo la tradición celta en el año de 1846; generación tras generación comenzó a extenderse en este país de América y a otros como México, principalmente en los estados del norte que colindan con la unión americana.
La historia dicta que la fiesta era conocida con la palabra gaélica Samhain, es decir, el final del verano; para estos pueblos significaba también el comienzo de una vida nueva, con la firme creencia de que los espíritus solían regresar al mundo mortal en esta temporada.
De ahí se explica que las enormes calabazas, uno de sus cultivos básicos, se hayan tomado poco a poco como el símbolo del Samhain; a lo largo de las generaciones se fue distorsionando la tradición, al grado de decorarlas en forma tétrica e incluso promover esta costumbre con un toque de terror, a través de los disfraces o bromas pesadas.
La tradición original en el Viejo Continente era colocar comida o caramelos al exterior de las casas a manera de ofrenda por las buenas cosechas, también era una particularidad el encendido de las velas para que los muertos encontraran el camino hacia un descanso eterno junto a Lugh, el dios celta que representaba todos los dioses.
SE CRISTIANIZÓ
En la cúspide del catolicismo, esta tradición de corte pagano se cristianizó y la esencia fue incluso purificadora, comenzaron algunas modificaciones en el nombre como La Víspera de todos los Santos, cuya tradición en inglés es All Hallow’s Eve, dando así el nombre como actualmente lo conocemos: Halloween.