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Escala joven de Xilitla, SLP, el Aconcagua; montaña más alta de América
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 1 de septiembre de 2019.- La historia de David Valdés Peña, es la referencia más cercana a la felicidad absoluta que un joven potosino puede alcanzar viviendo en otra parte del mundo, cada mañana despierta en el país nórdico más meridional: Dinamarca.
Habita desde enero de 2014 en Copenhague, justo en el corazón de una nación que siempre ocupa los primeros lugares en índices de felicidad, según el informe World Hapiness Report, elaborado por la Red de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas; también ocupa el segundo sitio en el Índice de Paz Global que elabora el Instituto para la Economía y la Paz, con sede en Estocolmo, Suecia.
Originario de Ciudad Valles -en la Huasteca Potosina- David compartió con Quadratín Noticias, cómo ha sido emprender un nuevo estilo de vida, lejos de su familia, amigos y cultura.
“Yo quería trabajar en industrias de biotecnología farmacéutica y eso no hay en México; así que emprendí la aventura internacional, llego a un nuevo país y cultura; actualmente trabajo para la compañía Fujifilm, que antes se dedicaba sólo a la fotografía, pero ha diversificado su mercado”, contó.
Después de graduarse en el Tec de Monterrey como ingeniero químico y hacer una maestría en Inglaterra, llegó a Dinamarca a los 30 años de edad, para encontrarse con la primera -no tan grata- sorpresa de lo costosa que resulta la vida en esa nación, con un sistema de gobierno monárquico; un país pequeño, de baja densidad poblacional, pero una economía excepcional.
“Yo acá siempre trato de vender a nuestro estado, le platico a la gente lo bonito de Ciudad Valles y la huasteca; nuestras cascadas, el Sótano de las Golondrinas, porque aquí las atrae mucho conocer lugares inhóspitos y de eso tenemos mucho en San Luis; si hablamos de lo que más extraño, además de mi familia o amigos, creo que definitivamente la comida, comerme un zacahuil”.
En 2014, David llegó a Copenhague con algunos ahorros, sin trabajo y amistades que le ayudaron a adaptarse rápidamente, enfrentando la barrera del idioma, costos (todo tiene un IVA del 25 por ciento), cultura y rigurosas leyes, que le permiten a Dinamarca tener uno de los índices más bajos en criminalidad, apenas un homicidio por cada 100 mil habitantes; el delito más común, es el robo de bicicletas, un medio de transporte muy arraigado entre la población.
“Afortunadamente yo no tuve que equivocarme, tomé un curso de danés -idioma difícil- un par de amigos mexicanos me ayudaron a entender poco a poco, registrarme en transporte, y los sistemas de salud y de gobierno, porque aquí todo es orden; aun así, creo que las autoridades no te crucifican si tienes una falla mínima, como olvidar hacer algún trámite a tiempo, sólo te dicen ‘ok, te atrasaste, sin problema’”, compartió.
A LA HUASTECA POR WHATSAPP
El clima de tranquilidad que disfruta David es resultado de un equilibrio social y cultural concebido desde hace décadas; la población danesa es extremadamente honesta, el régimen ejerce mucha confianza entre los gobernados y genera beneficios que -para los mexicanos- parecen de ensueño: la jornada laboral legal es de 35 horas por semana.
Aunque fue difícil despegarse de sus orígenes, el joven huasteco echa mano de la tecnología para estar cerca de los suyos a través de videollamadas, audios o mensajes de WhatsApp, pero no descarta en un futuro poder regresar a su terruño, ese fragmento de paraíso en la huasteca.
Entre tanto, disfruta de la cultura en Europa y también goza compartiendo la suya junto a una comunidad con raíces aztecas que también habitan en Dinamarca.