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RIOVERDE, SLP., 09 de agosto de 2020.- Ubicada en una de las cinco plazoletas del centro de Rioverde, la capilla de Santa Elena en la plaza del mismo nombre evoca tradición y una rica historia que la convierte en uno de los sitios más icónicos de esta ciudad potosina.
El sitio ha sido objeto de diversos estudios como el capítulo del libro Estampas provincianas de Don Eugenio Verastegui y Rioverde cuatro siglos de arquitectura de Milton Montejano y Adrián Peña Romo.
A instancias de su esposa la señora Hilaria de Robles, el señor Nicolás Robles -bisabuelo de la doctora Susana Robles Nieto-, donó el susodicho terreno a la asociación de las hijas de María Inmaculada a la que pertenecían como socias sus hijas Rosa y María, para edificar en él una capilla dedicada a la Inmaculada Concepción de María. De esto se encargó la misma asociación, haciendo colecta de rifas y cuanto se podía para dicho fin; en 1905, según informan, se puso la primera piedra.
Durante la persecución religiosa de 1926 a 1929, la construcción de piedra alcanzaba ya la media manzana y un señor había obsequiado dos campanas, pero la llave de la capilla fue recogida en octubre 1926 paralizándose el trabajo.
La piedra allegada para proseguir la construcción de la torre fue sustituida por las autoridades municipales y empleada en la construcción de una casa particular, así como incautado el inmueble que fue rentado como bodega.
En 1946 siendo párroco el señor presbítero Dionisio G. Juárez y presidenta de la asociación la señorita Bernardina Rodríguez, al ser devuelto al inmueble se reanudaron con gran gozo en los trabajos de la capilla.
El señor cura Félix Madrazo Suárez, párroco de 1949 a 1959, compró las imagencitas de escultura de la Inmaculada que en sus respectivas alcancías eran llevadas de casa en casa por las hijas de María para colectar fondos que sirvieran en la continuidad de la construcción.
Personas que se distinguieron en su colaboración hasta la terminación de los últimos detalles (torre, altar y decoración), fueron la señorita Lucina Castillo y el señor Eduardo Robles Nieto.
La bendición de la capilla y escultura de la imagen de la Inmaculada que preside el altar, tuvo lugar el 27 de junio de 1963, encargándose de ello el entonces señor cura Juvenal Martínez Lara, quedando instalada en su lugar de patrona la imagen de la Inmaculada Concepción de María como fue el deseo de los donantes señores Robles.
FUSILAN A MADRE E HIJAS
Durante la intervención francesa 1862-1867 por la calle de Ponce -hoy doctor Gabriel Martínez- tenían tres mujeres -madre e hijas- una piquera frecuentada por los soldados franceses apostados en esta plaza; una noche desaparecieron cuatro de ellos, sus cuerpos degollados fueron encontrados al investigar en el pozo de la casa de dichas mujeres por lo que fueron condenadas a la pena capital, siendo fusiladas frente a una cerca de piedra en el lado poniente de la plazuela de Santa Elena.
Poco más de 40 años después en dicho lugar se echaron los cimientos para una capilla don Eugenio Verástegui en su libro Estampas provincianas.
EN PLANTA RECTANGULAR
Ese inmueble religioso se desarrolla dentro de una planta rectangular, siendo la nave en cruz latina completándose el resto de la planta con anexos. El inmueble en su expresión denota varias temporalidades, siendo la más temprana la de la nave y fachada principal, la cual presenta portada de acceso rematado en arco de medio punto, el cual se inscribe en el enmarcamiento que presenta pilastras laterales y cornisa superior.
Otra temporalidad la presenta la torre y el acabado exterior del sillar adosado que presenta la fachada, construida con base en piedra aparente y sus muros son de piedra y ladrillo de un ancho de un metro. Además, tiene entrepisos de bóveda catalana cubierta del mismo material y una forma cubierta de cañón y plana en dos niveles.