La magistrada presidenta del TEPJF dijo que el país se desprende del “piso engomado”
CIUDAD VALLES, SLP., 20 de abril de 2020.- A media hora de la ciudad, en el poniente del municipio, el ejido “El detalle” guarda aún el recuerdo del máximo comediante mexicano: En la segunda mitad de los cuarentas y parte de los cincuentas, Mario Moreno Reyes solía acudir a esa propiedad para descansar junto a su madre Soledad Reyes, a lado de amigos de la farándula, y conviviendo con los trabajadores y sus familias.
A la fecha, la propiedad que perteneciera a “Cantinflas” y que después fuera expropiada por el gobierno para cederla a los lugareños, se encuentra en ruinas, apenas atenuadas por el reciente trabajo de restauración de un grupo de jóvenes “you tubers” que a cambio de cuotas voluntarias de acceso, han realizado un poco de lo que no hicieron ni ejidatarios ni gobernantes en muchos años.
En el sitio es notoria todavía la majestuosidad de la Casa Grande, saqueada y solitaria, pero enmarcada por la belleza de la talavera de la reina en la alberca, las bancas y el lujoso bar con motivos taurinos; aún se observan las caballerizas y área de estacionamiento que antes se utilizaban, así como la noria y casas de empleados; lo más deteriorado es la plaza de toros, “Cholita”, que se bautizó así en honor de la madre del artista.
¿CÓMO LLEGÓ A VALLES?
Antes de construir “El Detalle” y de alcanzar la cumbre de su carrera artística, Mario Moreno Reyes ya había tenido contacto con nuestro municipio en condiciones muy sui-géneris, que lo dejarían marcado, y -de paso- agradecido con los vallenses:
Viniendo a la ciudad a una actuación, la compañía a la que pertenecía se declaró en bancarrota, no recibió su pago y tuvo que quedarse aquí, sin dinero. Para sobrevivir, aprovechó su habilidad para jugar billar y la agilidad para el baile.
En el billar “París” de don Pedro Altamirano (ubicado por la actual “Pedro Antonio Santos”), se convirtió en el atractivo jugando “pull”; así ganaba dinero de las apuestas, y también con las propinas como bailarín en los bares de mala muerte por el “Arroyo de los puercos”.
Su simpatía le ganó relaciones con gente influyente que le apoyó económicamente para que Mario Moreno pudiera regresar a la capital del país, donde escaló los peldaños hacia el éxito en la farándula.
CONSTRUYENDO “EL DETALLE”
Embelesado por el encanto natural de la huasteca y deseando convivir de nuevo con el pueblo que lo ayudó, en 1943 Cantinflas adquirió un rancho que se compró gracias a la intervención de Enrique Marroquín Pámanes (“El güero”), quien era amigo del mimo desde la época de oro del “Follies Bergere”.
Mario lo había visitado en su rancho en 1938, y le gustó mucho no solamente su finca sino toda esa zona de la Huasteca Potosina.
Verdaderamente interesado le encomendó que le consiguiera una propiedad y “El güero” se dedicó por completo a buscar un terreno apropiado que cumpliera con las expectativas.
Halló entonces –en el municipio de Ciudad Valles- un precioso lugar de cien hectáreas de superficie con dos ríos colindantes a esos terrenos: El “Tampaón” y el “Valles”. Mario Moreno adquirió el predio en 30 mil pesos, lo desmontó y construyó una enorme residencia compuesta por doce recámaras.
Al finalizar los trabajos de edificación organizó una gran fiesta invitando a artistas y personajes destacados (como Manolín, Schilinsky y Jorge Negrete), además de industriales y banqueros; en esa recepción bautizó su rancho con el nombre de “El Detalle”, en referencia al título de una de las películas que le dio renombre y fama cuando apenas iniciaba.
El lugar era considerado un vergel, fue administrado por José Moreno, quien siempre se preocupó porque el rancho estuviera hermoso como ningún otro, al grado de convertirse en la envidia de artistas millonarios de la época, como Jorge Negrete, también dueño de una propiedad en este municipio, pero que no se le comparaba.
La distancia de “El Detalle” a la carretera (federal 85) México-Laredo era de aproximadamente seis kilómetros, misma que se pavimentó para tener acceso durante todo el año; también se instaló un chalán para cruzar el río.
La inversión de las propiedades en el ejido fue de 5 millones de pesos, cuando el tipo de cambio estaba a 9.50 pesos por dólar.
Uno de los sitios de convivencia predilectos por Mario Moreno era la alberca olímpica, edificada con mosaicos de Talavera de la Reina, y un lujoso bar con pinturas de toreros realizadas por el pintor Ruano Llopis. Ahí Cantinflas se reunía con los asistentes, instalaba una pantalla gigante y proyectaba algunas de sus famosas películas.
Desde México acudía cada quince días y en temporada de Navidad lo hacía con regalos y dinero que distribuía entre sus empleados. Todos los que tuvieron la fortuna de convivir con él en un plan de intimidad, califican su trato como algo inolvidable, catalogándolo de una persona como pocas en el mundo, aún con su carácter que a veces podía ser fuerte.
ALTRUISTA Y TORERO
Dicen que la verdadera generosidad empieza por casa y así es como recuerdan a Cantinflas, una persona desprendida, que daba la impresión de trabajar para los demás y en segundo término para él mismo. Sus trabajadores no solo rememoran las cómodas casas que para ellos tenía el comediante, sino también los beneficios de “El Detalle” a los lugares vecinos.
Así ocurrió con una planta de luz que se extendió hacia las poblaciones cercanas, cuando la Comisión Federal de Electricidad todavía no daba servicio a aquellas comunidades. También mandó instalar una planta purificadora de agua en beneficio de la población de Valles, para que los habitantes pudieran consumir agua potable.
En “El Detalle”, Mario Moreno disfrutó de una de sus pasiones: El toreo, en una plaza que erigió y a la que puso el nombre de “Cholita” (en honor a su madre Soledad Reyes). Después de cada corrida, a los toros que morían los metían a un horno y los convertían en barbacoa que se repartía entre los invitados, trabajadores y amigos.
LA MISTERIOSA PARTIDA
Pese a las bondades ya descritas con las que se contaba en el enorme rancho “El Detalle”, el predio empezó a enfrentar una serie de problemas que hicieron pensar en venderlo: Entre ellos que estaba muy lejos, el clima no resultaba muy bueno y constantemente tenían que luchar contra la plaga de la “mosca prieta”; en cambio, las siembras que hicieron y el ganado Cebú crecieron de manera espléndida.
“El Detalle” estaba situado en una loma; alrededor había tigres, leoncillos y mucha víbora de cascabel, de manera que cuando subía el nivel del río todos esos animales iban a refugiarse alrededor del rancho. La venta del rancho y la partida de Cantinflas, empezó a gestarse cuando Enrique Marroquín un día le propuso que lo vendiera, aduciendo la escasez de ganancias económicas que le dejaba.
Mario Moreno se negaba señalando que no lo tenía como negocio, sino para que su madre fuera a pasarse algunas temporadas allá, pues el médico se lo había recomendado por su clima. Pero un día, su administrador y hermano José Moreno, enfermó del estómago, anduvo muy mal y Marroquín volvió a insistir asegurándole que Pepe tenía paludismo y que si lo dejaba seguir en “El Detalle” se iba a morir.
Además influyó en la decisión que la cosecha de cítricos que iban a levantar por ese tiempo, a punto de ser cortada para depositarlos en camiones que los llevarían hasta la planta exportadora, se perdió toda a causa de la “mosca prieta”. El comediante aceptó entonces, pidiéndole a Enrique que buscara un comprador, quien al final de cuentas terminó dándole mucho menos dinero del que valía esa propiedad.
Otra versión no confirmada, pero que circula entre los antiguos pobladores, señala a Gonzalo N. Santos como el responsable, luego de que supuestamente- al jugar una carrera de caballos contra Cantinflas (por donde ahora está la colonia “Mirador”), el comediante resultó ganador, lo cual contrarió mucho al impositivo general y político, quien no permitía que hubiese alguien mejor que él.
El exgobernador habría “sugerido” a Cantinflas que pusiera tierra de por medio y éste prefirió evitarse mayores problemas; al relato se añade que dicha discrepancia -según- tuvo lugar un 30 de mayo, por ello, en la ruta de la famosa carrera se trazó una calle llevando tal nombre. Dicha historia, sin embargo, no aparece en la biografía de ninguno de los personajes, y los familiares de Santos aseguran que es falsa, pues eran muy amigos.