
Consejos para ahorrar en el regreso a clases sin sacrificar calidad
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 25 de agosto de 2025.-Agosto, mes de regreso a clases, debería oler a libretas nuevas y mochilas recién estrenadas. Sin embargo, para muchas familias potosinas, la realidad tiene otro rostro: el de vitrinas repletas de pantallas y anillos en casas de empeño, donde padres y madres dejan un pedazo de su patrimonio a cambio de poder enviar a sus hijos a la escuela.
En un recorrido realizado por Quadratín San Luis Potosí, se constató que las casas de empeño de la capital y del interior del estado —en la Huasteca, Altiplano, Centro y Zona Media— han visto crecer el flujo de clientes en estas semanas previas al arranque del ciclo escolar.
Un trabajador de una de estas sucursales, entrevistado de manera anónima, lo confirma.
“En estas fechas siempre suben los empeños. La mayoría son papás que traen joyería, electrodomésticos o incluso herramientas de trabajo. Vienen porque no tienen de otra, necesitan dinero rápido para uniformes, útiles y cuotas escolares”.
El cálculo es desolador, ya que cada familia gasta entre 3 mil y 5 mil pesos en el regreso a clases, una cifra que aumenta significativamente cuando hay más de un hijo en edad escolar. En tiempos de crisis económica, ese monto se convierte en una cuesta imposible de subir con los ingresos habituales.
Los sacrificios de una madre
La señora Blanca, madre de un niño de primaria, hace cuentas con un cuaderno en mano mientras espera turno en una papelería del centro histórico. Su voz refleja cansancio y resignación.
“Este mes es el más complicado del año. Entre los uniformes, las mochilas y los útiles, es muchísimo lo que se gasta. Hay escuelas que piden cosas muy específicas y ahí es donde se siente más duro para el bolsillo”.
Las libretas, que han registrado incrementos en su precio, son uno de los artículos que más preocupan. Pero no es lo único, los lápices, los juegos de geometría, las hojas de colores y hasta las mochilas se han encarecido, dejando a las familias con la única opción de empeñar lo poco que tienen de valor.
El negocio detrás del empeño
El sacrificio de los padres es, al mismo tiempo, el beneficio de un negocio que opera con reglas que pocas veces favorecen al cliente.
Las casas de empeño reciben productos nuevos a precios ridículos, los revenden a costos abusivos si el dueño no puede recuperar su prenda y aplican tasas de interés que rayan en la usura.
Es un círculo vicioso empeñar, pagar intereses, refrendar la deuda y, en muchos casos, perder definitivamente el objeto dejado como garantía. Así, un anillo heredado, una pantalla comprada a crédito o una herramienta indispensable para el trabajo se convierten en mercancía en exhibición.
Las alertas de Profeco y Condusef
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha emitido recomendaciones para quienes recurren a estos establecimientos: verificar que la casa de empeño esté registrada en el Registro Público de Casas de Empeño (RPCE), revisar que el contrato de adhesión esté aprobado por la dependencia y, sobre todo, leerlo detenidamente antes de firmar.
Por su parte, la Condusef aconseja comparar al menos tres opciones antes de decidir dónde empeñar, poner atención a la tasa de interés anualizada, el porcentaje del avalúo, el Costo Anual Total (CAT), la “demasía” (diferencia entregada al cliente si la prenda se vende) y los refrendos permitidos.
Sin embargo, en la práctica, la urgencia y la falta de información obligan a muchos padres a aceptar condiciones desventajosas sin cuestionar.
Entre el orgullo y la deuda
En las calles, las mochilas con personajes animados cuelgan de los puestos ambulantes, y en las vitrinas de las casas de empeño brillan los objetos que algún día adornaron una sala o un tocador familiar.
Cada pieza empeñada esconde una historia: un padre que dejó sus herramientas, una madre que entregó un anillo, una familia que hipotecó sus recuerdos para que sus hijos puedan estudiar.
El regreso a clases en San Luis Potosí no solo marca el fin de las vacaciones, sino el inicio de un reto económico que desangra los bolsillos de miles de hogares.
Entre cuotas “voluntarias” que son obligatorias, útiles cada vez más caros y uniformes que no admiten sustitutos, muchos padres se ven forzados a recurrir a prestamistas o empeños, hipotecando el presente para garantizar el futuro de sus hijos.
Y mientras tanto, detrás del sacrificio, el negocio florece…
Reproducción autorizada citando la fuente: Quadratín SLP
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