Refrenda Sheinbaum estrategia de construcción de paz en Sinaloa y estados
CIUDAD VALLES, SLP., 6 de septiembre de 2019.- En octubre de 1991, la deposición de Fausto Zapata al gobierno de San Luis Potosí cristalizaba el anhelo de Gonzalo Martínez Corbalá de dirigir los destinos de su estado; a sus 63 años de edad y priista desde 1963, había sido presidente del PRI en el Distrito Federal, embajador en Chile y en Cuba, diputado federal, senador y director del Infonavit.
Desde ahí sería catapultado al poder Ejecutivo, pero como interino solo podría estar un máximo de 18 meses mientras se convocaba a las elecciones extraordinarias. No era el escenario que le satisfacía, pero no tenía otro remedio que obedecer la autoridad totalitaria del presidente Carlos Salinas, con el que le unían amistad y compromisos.
No obstante, desactivar los barruntos del “navismo”, la gestación de una ley electoral adecuada a los nuevos tiempos y el diseño de un Plan Regional de Desarrollo para la Huasteca, sobrevino en una simpatía que germinó un rumor insistente: La posibilidad de que en los comicios extraordinarios de 1993, buscara la gubernatura de manera oficial.
Empieza el rumor
Salinas fue quien por primera vez le inquirió al mandatario potosino interino la posibilidad de competir, pero de entrada la respuesta fue negativa: “No lo consideraría acertado, porque van a pensar que estás mandando un gobernador amigo tuyo; lo van a identificar como una reelección sin serlo”, habría comentado.
Martínez Corbalá sugirió entonces dar una conferencia de prensa y dejar en claro que iba a estar 18 meses en el estado y así lo hizo; desmintió el rumor, asegurando que no permanecería más allá del año y medio que tenía asignado, aunque recalcó que jurídicamente no estaba impedido para buscar una continuidad.
Según contaría el gobernador -en agosto de 1995- a los escritores Adriana Amezcua y Juan E. Pardinas para su libro “Todos los gobernadores del presidente”, en un viaje a la entidad (el 30 de abril de 1992) al ir volando entre Matehuala y Tamuín, el Presidente le volvió a preguntar:
– ¿Cómo sientes las cosas?
– Yo las siento muy bien, tú puedes pulsar la atmósfera.
– ¿Qué has pensado de eso?
– Que el problema no es jurídico, es político.
Para el también exembajador, el ambiente del país estaba cambiando y en San Luis Potosí había “actos cálidos” hacia su persona; factores que influirían en el ánimo de Martínez Corbalá para empezar él mismo a cambiar de actitud sobre su futura postulación formal.
El 8 de septiembre de 1992 fue la siguiente visita de Carlos Salinas a San Luis Potosí; ahí se definió la postura de Martínez Corbalá. Ese mismo día, horas después, tuvo el lugar el destape informal como candidato a los comicios extraordinarios del 18 de abril de 1993; el acto fue llamado “el taninulazo” por realizarse en el hotel Taninul.
Quintanilla, el artífice
Artífice esencial en la orquestación de ese evento fue el alcalde panista de Valles, Eligio Quintanilla González.
“Llevaba una amistad con Luis Donaldo Colosio, quien era presidente del PRI y me invitó a México para tener una entrevista con Salinas. Le dije que me recomendara con Martínez Corbalá porque estaba muy sentido, porque había perdido Valles; me recomendó y lo invité a la toma de protesta, se hizo buena amistad. Cuando se viene la renovación para gobernador provisional tenían que convocar a elecciones y nos puso como representantes”.
Quintanilla rememora que del resto de las regiones colocó, a manera de coordinadores: En la zona media a Pedro Luis Naif Chessani, de Ríoverde; y a Valeriano Céspedes, de Rayón; en la zona del Altiplano, a Paulino Martínez Carmona, de Matehuala; y a Raúl Coronado.
“Nos manda llamar a los representantes e invita a Salinas a Ponciano Arriaga; entonces nos fuimos todos los presidentes y Salinas dice que va a venir la elección de gobernador, que quién les gustaría. Ya estaba todo más preparado que nada y piden a Martínez Corbalá”.
Y añade: “Así se da El Taninulazo. Llego al Taninul, lo iba a destapar yo por Valles y le digo a Paulino de Matehuala, que era panista: ‘Vamos a destaparlo los panistas y que los priistas nos sigan; y ahí levantamos las primeras firmas de nosotros para apoyar a Martínez Corbalá”.
La corriente Pro-Gonzalo
Sin embargo, ya confirmada la postura de Martínez Corbalá vinieron las complicaciones: “The Washington Post y The New York Times empiezan a decir que Salinas estaba preparando su reelección y que había puesto al estado de San Luis Potosí como su conejillo de indias, (pero) no era ninguna reelección”, sostiene el exalcalde.
Era imparable la corriente a favor de la postulación del gobernador interino. El 9 de octubre de 1992, fue destapado oficialmente por la CTM; a la mañana siguiente, presentó su licencia al presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado, Teófilo Torres Corzo.
Como para los contrarios, el afán de convertirse en candidato, era un acto reeleccionista, el 13 de octubre de 1992 se constituyeron formalmente en el Frente Antireeleccionista Nacional (FAN), que convocaba al pueblo potosino para que se resistiera civilmente a la postulación.
Frente a ello, alcaldes y diputados simpatizantes de Martínez Corbalá que habían firmado su apoyo, renunciaron en masa a manera de protesta y de respaldo al priista, hasta que las negociaciones empezaron a meter en el apaciguamiento político a los simpatizantes, que en muchas partes del estado se habían apoderado de las alcaldías.
“Luego Martínez Corbalá nos convoca diciendo que el sucesor iba a ser Teófilo Torres Corzo, pero que ya no se podía la cosa de él”, finaliza Quintanilla González.