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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 1 de agosto de 2019.- Hace 48 años bajo un candente sol en un colmado estadio Plan de San Luis, los Auriazules de San Luis ascendieron a la Primera División del Futbol Mexicano, dirigidos por el ídolo Salvador Reyes, cuando se disputaban los torneos largos.
Aquel encuentro contra Jabatos de Nuevo León, que finalizó con empate para los Auriazules con autogol de Carlos Rodríguez, significó el primer ascenso a la Primera División, precisamente un 1 de agosto de 1971 en la penúltima fecha del campeonato, ya que el último juego sería contra Ciudad Madero en calidad de visita.
El equipo ya estaba prácticamente ascendido, y todo era júbilo en las tribunas del coloso de Alamitos. Los autobuses de Circunvalación que trasladaban a los aficionados al estadio, iban atestados. Las calles eran ríos de gente que se trasladaban con su torta y agua de sabor en mano. El ambiente estaba propicio para festejar el primer ascenso que dejó un recuerdo imborrable.
Los jugadores salían del vestidor recibidos por fanfarrias olímpicas, y eran nombrados uno a uno por el sonido local y saludaban a la mitad de la cancha, en tanto que la porra de Toño y sus Apóstoles, con una gran banderola hacía el ruido suficiente para la afición se contagiara de ese entusiasmo. ¡Que viva el San Luis! ¡Que viva el San Luis!, era un cántico que parodiaba la música de Amor Perdido.
El San Luis ya era mucho equipo para esta división, pues apenas en un año habría ascendido de Tercera a Segunda y luego a la Primera, dejando muchas e inolvidables satisfacciones a los aficionados potosinos, que cada domingo disfrutaban de un equipo que era un verdadero trabuco, tanto como visitante como local.
Ese día la afición estaba totalmente entregada a su equipo, y aunque la victoria no se daba, se festejaba cada jugada. Toño Carrizales por banda derecha recibía el balón y con su endemoniada gambeta originaba que el público se levantara de las tribunas.
Los nervios estaban de punta, aunque sólo era cosa de resolver todo al menos por un empate. El profesor Antonio Loría de Regil fungía como auxiliar técnico del Salvador Reyes, y vivió como cada uno de la plantilla auriazul, ese gran e inolvidable momento.
Marco Antonio Martínez, con su elegancia y Pepe Camacho con su dureza en la lateral derecha, así como David Atisha como carrilero para esos tiempos, David Garita Hernández, todos potosinos eran sinónimo de gran entrega y representaban bien al futbol “tunero”.
El encuentro finalizó con el silbatazo del árbitro Enrique Mendoza Guillen, y el júbilo se desbordó desde ahí para propagarse hacia todos los rincones de la ciudad, y por toda la entidad.
LOS HÉROES DEL CONJUNTO AURIAZUL
David “La Garita” Hernández, Domingo “Araña” Ramírez, José Camacho, Heriberto Lizaola, Marco Antonio Martínez, Vicente Orozco Malacara, David Atisha, Carlos Arteaga, Marino Guevara, Rafael Loeza, Aurelio Barajas, Francisco Romo, Raúl Muñiz, Antonio Carrizales, Ernesto Rojas, Darío Gamboa, Jorge Zambrano, Ángel Guillén, Agustín Ortega, Sergio Martínez, José Luis Reyes, Pedro Rata Muñoz, Julio “Fanta” Valadez y José Luis Olalde, entre otros más; así como Salvador Guevara, masajista, José Almendárez, utilero y el doctor Carlos Martínez Monjarás (qepd), vivieron ese glorioso día para el deporte potosino. Un primero de agosto de 1971.