Preparado Atlético de San Luis para su encuentro ante Pumas
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de enero de 2020.- El golpe más potente que recibió Julio César Chávez no fue el que le propinó Frankie Randall el 29 de Enero de 1994 y le provocó su primera caída en el ring, ni el del 7 de Junio de 1996 cuando Oscar De La Hoya le reabrió una herida en una ceja, sino el de las adicciones, pero no lo noqueó y tiene revancha.
“Dios me dio una nueva oportunidad y la aprovecho: ayudo a personas contra las adicciones” y lo hace con la Fundación Julio César Chávez, la cual colabora en el desarrollo de jóvenes que en su entorno presentan un alto riesgo de caer en la drogadicción y a quienes ya han caído, para darles una atención que se transforme en esperanza para sus vidas.
Además, desde hace 10 años, el César del Boxeo está en rehabilitación “todo lo que sea alcohol y drogas no es bienvenido”, sentencia en charla desde JC Chávez Boxing Studio de Polanco, su primer gimnasio abierto al público en general, que le sigue dando mucho.
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