Desea Red Bull dejar atrás el mal momento de la temporada
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 24 de agosto de 2018.- Hablar de Paola Longoria es hablar de una potosina, considerada como la mejor raquetbolista en el mundo, con proyección fuera de la cancha como símbolo de una marca de liderazgo y empoderamiento.
A la par de sus logros deportivos, ha sido exitosa como diseñadora de su propia línea de ropa deportiva y ahora de su línea exclusiva de raquetas.
La multicampeona está acostumbrada al triunfo; ha alcanzado la gloria en la vida terrenal. Pero antes de ser ídolos o héroes, los deportistas de altísimo nivel también son humanos, tienen fallas y debilidades.
La principal debilidad de Paola es el nivel de perfeccionismo y dureza consigo misma; le cuesta tolerar errores y fracasos. La autocrítica desmedida, sabe, lleva a un punto negativo y por ello trabaja para mejorar el aspecto emocional apoyada de una profesional en psicología deportiva.
«Es una de mis grandes debilidades, querer ser tan perfeccionista y la perfección no existe. En la cancha no me permito tener un error y eso a veces en lugar de ser bueno es malo; ahora trato de entender que a veces también los grandes caen y que no siempre se puede ganar, pero tampoco siempre se puede perder», reflexionó.
Humana, como cualquiera
A veces le dan ganas de pasar todo el día en su cama viendo series o escuchando música. Le gusta la serie de Luis Miguel, le va a los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, a los Yankees de Nueva York y a los Patriotas de Nueva Inglaterra; su playlist incluye música variada, es popera pero no desprecia el reggaetón de Maluma ni la música de la banda sinaloense MS. No le agrada el metal.
Le encanta el sushi y la comida italiana. Es alérgica a los mariscos y fanática del chocolate. Sus colores favoritos son el rojo, rosa y púrpura; se considera fashonista.
En el poquísimo tiempo libre que le queda, en especial los domingos, es cuando le gusta jugar golf y convivir con amigas.
En el aspecto romántico se está tomando un respiro. Terminó una relación de más de tres años. «Es complicado que alguien te aguante el ritmo tan pesado, tener que viajar mucho; aparte el último que me tocó era medio celoso e intenso y yo así no puedo», dijo entre risas.
El empoderamiento y el sueño de dirigir la CONADE
Paola Longoria está convencida de que el empoderamiento de las mujeres en el deporte hoy es importante, en particular con el trabajo realizado en su momento por atletas como Ana Gabriela Guevara, la próxima titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) y la golfista Lorena Ochoa.
«A veces se cree que hay deportes exclusivos para varones y hay niñas que desean jugarlos, pero hay quienes les ponen un stop. Quizás la sociedad está educada de esa manera, pero creo que hoy en día se abre un poco más la mentalidad y se va reduciendo el machismo», consideró.
En el deporte, precisó Paola, impulsa la igualdad y equidad; durante «los últimos años las mujeres hemos sido quienes han sacado la casta por el deporte mexicano; muchas han dejado un gran legado y en un futuro uno de mis grandes sueños también sería dirigir la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte», agregó.
Los héroes de los héroes
Los grandes atletas tienen a alguien que los motivó a convertirse en los mejores. En el caso de Paola Longoria, el tenista español Rafael Nadal fue su inspiración. «Por la manera en la que él piensa, lo que representa en la cancha y cómo se entrega, sin importar si gana o pierde, siempre da su mayor esfuerzo. Tuve la oportunidad de platicar con él y fue un momento que esperé toda la vida».
También admira mucho a la mexicana Lorena Ochoa, por haber llevado el golf a otro nivel en juegos olímpicos.
Nada es para siempre
Paola Longoria sabe que las carreras deportivas son un ciclo. En cinco años se visualiza activa y en búsqueda de más éxitos en canchas nacionales e internacionales. En diez, habrá de retirarse, pero lo quiere hacer como el número uno del planeta. Sólo si el racquetball se promoviera como juego olímpico en más de diez años, consideraría regresar de un eventual retiro.
«No puedo negar que en un futuro me quiero casar y formar una familia; otro de mis sueños sería que mis hijos practicaran algún deporte; pero falta mucho para eso», consideró.
Todo vale la pena
Al final, Paola Longoria se sabe satisfecha y con miras a lograr mucho más. Pero sobre todo mantiene la firme convicción de que todos los sacrificios y el esfuerzo han valido la pena, porque dejará un legado deportivo que trascenderá más allá de las estadísticas y los récords, con la apertura de una escuela pública deportiva para brindar oportunidades a niños y jóvenes con talento. Ese proyecto está en vías de desarrollo.
«Me han preguntado si cambiaría algo de mi vida y la verdad es que no lo haría. No me arrepiento de todo lo que he vivido, cada una de las cosas buenas y malas son aprendizajes y lecciones de mi vida y eso es lo que me ha forjado. Esa es mi filosofía», concluyó la mejor raquetbolista del mundo.