Triunfa María Isidora Rodríguez en los 50 km de la Gran Carrera del Desierto
El legendario púgil aseguraba que ya no esperaba nada, “pero tampoco me quejo; he vivido, he vivido…”, decía. Después de haber disfrutado las mieles de la fama y una fortuna que se le esfumó de las manos, el ídolo se enfrentaba desde 2014 a las secuelas de su actividad en el boxeo y a los excesos, pero más que nada a las dolencias propias de su edad. Sin embargo, en lo que de hecho fue su última entrevista, aseguraba al periodista chiapaneco que estaba listo para librar los rounds finales en el cuadrilátero de la vida, la cual se le apagó la tarde de este viernes en la Ciudad de México.
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de agosto de 2019.- —¿Cómo podemos llamarle? ¿Don José Ángel? ¿Señor Nápoles? ¿Mantequilla? ¿Cómo le gusta que se dirijan a usted?
Su contundente respuesta, que no es igual de veloz como antaño lo fueron sus centellantes golpes arriba del ring, pone nocaut a la formalidad; la envía a la lona sin intervención del conteo del réferi.
—¡Mantequilla!, ¡Mantequilla!, hombre; así me siento mejor, así me gusta —dice risueño, recostado todavía sobre la cama de la pequeña alcoba del modesto departamento capitalino en que se halla alojado de forma provisional.
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