Desea Red Bull dejar atrás el mal momento de la temporada
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 8 de septiembre de 2019.- Cuando Dante Javier Moreno Alvarado cruzó la frontera hacia Estados Unidos hace 22 años, los futbolistas marrulleros de acá de este lado parecieron respirar aliviados ante la ausencia de alguien que “los metiera en cintura”; y es que con esa migración, el futbol de la Huasteca Potosina perdió a una de sus más relevantes figuras del silbato, pero sobre todo de la disciplina deportiva.
Dante nació el 4 de septiembre de 1957 en la calle de Obregón 35 en Ciudad Valles, hijo de Pascual Moreno y María Alvarado. Estudió Contabilidad y Administración, y su inclinación por el arbitraje surgió en noviembre de 1971 cuando el profesor Jesús Barragán Pérez lo invitó a los torneos intersecundarias que se realizaban en el desaparecido campo Nuevo.
De ahí Enrique “La lija” Sánchez lo llevó al Colegio de Árbitros de la Liga Menor que encabezaba Camilo Rivera. Tenía 16 años de edad cuando se integró a las sesiones del Colegio de Árbitros, que entonces se realizaban en una refresquería; Francisco Moreira le regaló su primer par de tarjetas y le designó su primer juego: Un partido de líderes, Quinto Regimiento contra Colonia 18 de marzo, con resultado 4-4.
Tomó cursos de capacitación con reconocidos silbantes de la época, como Arturo Brizio Ponce de León y Arturo Yamazaky, y en sus recuerdos especiales de esa etapa sobresale el encuentro con el que el gobernador del estado, Guillermo Fonseca Álvarez, inauguró el estadio de Axtla. Para entonces su estilo enérgico y de estricto apego al reglamento lo caracterizaban, al tiempo que lo catapultaban a otros niveles.
Su primera aparición en el sector espectáculo fue en el juego Potosino-Pumas en el estadio “Plan de San Luis” en el torneo nacional de reservas, en tiempos del entrenador Miguel Mejía Barón. Tuvo varias incursiones en ése ámbito y se recuerda el 26 de septiembre de 1987 cuando en Valles fue segundo juez de línea en el partido de Loros Huastecos (2-2) frente al León Atlético en Tercera División.
Considerado uno de los mejores árbitros de futbol de Valles, la región y el estado, ya como parte del Colegio Federado ocupó diversos cargos directivos y fue el primero en terminar su gestión de dos años como presidente. En su periodo se caracterizó por promover y otorgar oportunidades a los nuevos valores del arbitraje local.
Siempre con una tendencia formativa, creó posteriormente un Colegio alternativo de silbantes, y en 1997 llegó a Atlanta, Georgia, para posteriormente trasladarse a Dallas en 2000. En esas ciudades de Estados Unidos ha sido reconocido en innumerables ocasiones por su trabajo como silbante y en su calidad de forjador de nuevos talentos.
En dichas tareas ha laborado de la mano con personalidades en el ámbito del arbitraje como Marco Antonio Rodríguez, Felipe Ramos Rizo, Bonifacio Núñez Vega, Edgardo Codesal y Armando Archundia. En el terreno personal, es padre de Dante Javier, Hugo Abraham y Salim Eduardo Moreno Pozos, producto de su matrimonio con Juana María Pozos.