
En restaurante polaco, sirve Cruz Azul a Mateusz Bogusz
GUADALAJARA, Jal., 3 de abril de 2020.- Gracias a la pasión inculcada por su abuelo y la adopción que su madre tuvo hacia el boliche, es como Miriam Aseret Zetter Velazco se acercó por primera vez con esta disciplina, donde en varias oportunidades asistía en compañía de su figura materna a las distintas competencias y es ahí donde veía como ella no solo se divertía, sino que además obtenía su recompensa con viajes y fue eso lo que la inspiró a incursionar en el mundo de los bolos.
Fue en el bolerama Tapatío y siguiendo la tradición de su abuelo que a los cinco años ya soñaba con convertirse en una figura del deporte. Cómo las niñas inquietas y despiertas de esa edad, tomaba las bolas y las lanzaba con ambas manos hacia los pinos, en ese lugar que se convirtió en su segundo hogar. Hasta la fecha, en dicho inmueble se encuentra un espacio dedicado a sus hazañas, con trofeos e imágenes de su carrera.
Sus ídolos
Aseret cuenta con dos modelos a seguir en la vida: su mamá, maestra que se convirtió en ejemplo no solo en el plano profesional, donde ella como alumna ya la superó, sino en el andar diario, la segunda, una bolichista de origen norteamericano, su nombre: Kelly Kulick, ganadora de 10 títulos profesionales y recordada en la historia por una proeza que en su tiempo dio mucho de qué hablar.
“Desde chiquita estaba metida en el boliche, veía a mi madre jugar, la veía ganar y me emocionaba demasiado y fue ahí donde dije que yo también quiero ser como ella…Estoy siguiendo sus pasos y un poco más allá (ríe). Mi mamá siempre fue mi inspiración y obviamente siempre tuve a mi ídola que se llama Kelly Lulick. Fue la primera mujer en ganar un Tour Profesional a los varones. Antes de ganarlo era mi ídola y cuando lo ganó, bueno ¡me volví loca!”, recuerda en exclusiva para Quadratín Jalisco.
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