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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 7 de octubre de 2019.- Una pléyade de excelentes ciclistas surgieron en los años 60’s, previo a los Juegos Olímpicos de México 68, y en años siguientes, protagonistas de la llamada caravana multicolor de la Vuelta de la Juventud, que se cubría por las diferentes carreteras del país con emocionantes llegadas a las ciudades que auspiciaban las etapas.
Entre esos jinetes del asfalto, el potosino Agustín Juárez Ortiz, se cubrió de gloria al conquistar la Vuelta de la Juventud de 1969, la competencia nacional más prestigiosa de la época, en la que surgieron grandes corredores como Sabás Cervantes, Agustín Alcántara y participaban ciclistas colombianos y otros originarios del viejo continente.
Los ciclistas eran ídolos en una tierra que los arropaba como propios, por su gran esfuerzo y a veces con actuaciones cercanas a la heroicidad, destacan aún quienes evocan aquellos momentos, donde también tenían cabida toreros, beisbolistas, boxeadores, futbolistas y luchadores.
Los mexicanos vibraban al paso de la caravana ciclista reunidos en las orillas de la carretera, siguiendo su vertiginoso paso por los diferentes poblados y ciudades, generando una gran fiesta popular. San Luis Potosí no era la excepción con aquellas espectaculares llegadas por avenida Damián Carmona, con meta frente al Cine Potosí.
Las grandes Vueltas, habían sido la de la Juventud, primera en su tipo, la del Centro de la República, la Vuelta a México y de manera posterior la Ruta México.
Agustín, quien tuvo un comienzo triunfal en su natal San Luis Potosí a los 14 años de edad y más tarde ganaría el kilómetro contra reloj en 1962, pudo obtener su primera victoria en la Vuelta de la Juventud en 1969. Un inolvidable momento que lo marcó como uno de los mejores ciclistas de la época en México.
Aquella ocasión estuvo marcada por un hecho negativo de parte de su entrenador, que pretendía que fuera Jesús Sarabia el ganador, y le dio instrucciones para que frenara su paso dentro de la carrera. Al final y contra todos los obstáculos Agustín resultó el gran triunfador de la vuelta del Injuve, que esa ocasión comprendió dos mil 599 kilómetros de ruta.
Seleccionado nacional
Nombres como el de Adolfo Belmonte, Sabás Cervantes, Heriberto Díaz, Roberto Brito y el sanluisino Agustín Juárez, integraban a la selección mexicana de ciclismo de ruta.
“Llegar a esta selección costó mucho trabajo, pero sostenerse fue más difícil, al ser campeones nacionales, panamericanos, de vueltas, campeón mundial de la hora, gracias al buen ojo de Luigi Casola y terminar en segundo lugar en la montaña de 1966”.
Sin embargo, fueron cuatro trascendentales momentos los que marcaron el paso de Juárez Ortiz en el ciclismo mexicano: Su participación en los Juegos Olímpicos de México 68, donde fue el único mexicano que terminó la prueba, ubicándose en noveno lugar; más tarde ganador de la ya citada Vuelta de la Juventud en 1969, el subcampeonato logrado en la Vuelta a Cuba y de manera importante, su asombrosa participación en la Vuelta del Porvenir en Francia.
México 68
Agustín Juárez reconoció que en México 68 pudo hacer más.
“Creo que pude haber hecho más en mi prueba, competía contra lo mejor del mundo, pero me había preparado bien y tenía resultados necesarios para alcanzar algo mejor, sin embargo enfrentamos factores adversos”.
Agustín describe como inolvidable su participación, “es muy difícil que alguien pueda vivirlo en su propio país y como algo que con el tiempo se ha fortalecido, sobre todo entre mi familia”.
Este es sin duda, el pasaje más valioso en la vida del gran ciclista del barrio de Tequisquiapan, que inició sus prácticas con una bicicleta “turismera”, pero que gracias a la afición de su padre por el ciclismo, hizo el sacrificio de comprarle una “sport” en pagos.
“Yo fui el mejor ciclista mexicano de la prueba, los demás se fueron retirando; Heriberto Díaz estaba terminando pero se quedó, yo le decía ‘¡vamos, vamos, métete!’, pero ya venía muy mal.
“Este recuerdo siempre estuvo conmigo, pero a través de que pasó el tiempo, fue creciendo y más que todo por mi familia”, recuerda.
José Mercado, Radamés Treviño, Heriberto Díaz y Agustín Juárez, integraron la cuarteta mexicana en los JO de México 68, donde sólo el potosino concluyó la prueba de dos mil 187 kilómetros.
Caídas, ponchaduras… y no claudicar
En su extenso historial, Agustín Juárez tomó parte en las Vueltas del Injuve, donde las caídas, ponchaduras y carencias eran el día a día, pero nada detenía su andar en el ciclismo.
“En diciembre de 1967 me envió la Federación Mexicana un telegrama para llevarme a Cuba, pero de suplente”, agrega. Sin embargo, Luigi Casola -el entrenador italiano- lo concentra en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano, para entrenar con el seleccionado nacional.
Más tarde, sufrió una grave caída que le afectó para poder asistir a los Panamericanos de Winnipeg en Canadá.
En 1968 participó en la Vuelta de Cuba, a la que llegó muy fuerte y se mantuvo escapado desde el principio, a pesar de ascensos muy riesgosos y “tramposas” acciones de los ciclistas cubanos.
Así recuerda lo sucedido en la prueba contrarreloj, donde el mexicano Radamés Treviño, era muy bueno, pero nunca se explicaron cómo los cubanos hicieron el 1-2 aprovechando una curva donde prácticamente se “desaparecieron”. Al final Juárez Ortiz quedaría segundo en la clasificación, y ganador de la clasificación de montaña.
De ahí vendría la salida a Europa, con destino a Italia donde libraron un buen número de competencias ante lo mejor del ciclismo europeo, obteniéndose terceros, cuartos y sextos lugares.
La vuelta al porvenir
El reconocido certamen ciclista de Francia Vuelta al Porvenir, también tuvo la presencia del potosino Agustín Juárez, donde recuerda sus rivalidades ante un holandés y un francés, y sufrió una caída que le afectó al biciclo. México quedaría esa ocasión en sexto lugar por equipos del tour francés.
Para 1970, Juárez regresó al podio con mejor tiempo en los 100 kilómetros de la prueba contrarreloj en Guadalajara, Jalisco, pero además fue tercero de la clasificación de ruta, donde el también potosino Mauricio Alvarado fue segundo.
El despido de Agustín Juárez del ciclismo se dio en el 1971 luego de sufrir un accidente con una pelota de beisbol, que le propició una fractura de clavícula.